Columna sin nombre.

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Por: Pablo Jair Ortega
La tranquilidad relativa y que mata
Veracruz, sin duda, es un estado seguro. Se ha mencionado hasta el cansancio que la entidad sufre de cualquier acto de violencia o delincuencia propio de cualquier región. Que hay conflictos por tierras que son añejos, límites de tierras entre ganaderos o por el ganado mismo, o por la cultura agropecuaria tan generalizada en la mayor parte del territorio veracruzano.

Cierto que hay regiones con sus propios problemas: puede ir desde de la escasez de agua hasta las pobres condiciones para pescar. Bien lo menciona un buen amigo: "hay pueblos fantasmas", y es palpable cuando se visita municipios donde la migración es la única esperanza para no morirse de hambre.

No por nada el periódico La Jornada, en su edición de este domingo, daba a conocer un interesante reportaje realizado por el corresponsal en Veracruz, Andrés Morales, donde se destaca que en Monte Blanco, comunidad de Teocelo, enarbolan la bandera de los Estados Unidos de América, como señal de respeto al país que les da trabajo.

Veracruz ciertamente es una entidad complicada. Es tan distinta en su geografía, como en su población. Las regiones son muy identificables y cada vez que se avanza a lo largo del estado (ya sea de norte a sur o viceversa), la gente también es diferente, con necesidades diversas de acuerdo a su entorno.

También es cierto que la gente sigue saliendo temprano de sus casas, muchos desde las cinco de la mañana para iniciar sus actividades como comerciantes, algunos otros como deportistas madrugadores que gustan de correr por las calles o en los campos deportivos. Asimiso la movilización de estudiantes que se convierte diariamente en una alharaca entre los claxonazos y los padres que gustan de estacionarse en doble fila.

En su mayoría llevan una vida tranquila, sin preocupaciones. Todo esto es el escenario perfecto que describen los gobernantes: que Veracruz está tranquilo y en paz. Y es conveniente mantenerlo así, porque en los planes del gobierno está la instalación de más empresas para generar empleo, y explotar el turismo en las bellezas naturales veracruzanas, por lo que es lógico que nadie del gobierno se aventaría la puntada de decir: "La verdad es que sí vivimos en la inseguridad" Veracruz es el estado más inseguro. Nadie en su sano juicio se aventuraría a contrariar la línea propagandística de estado propicio para la inversión, la explotación de recursos o de las áreas turísticas.

Claro que los mensajes tratan de prevenir los desánimos empresariales. A ningún inversionista le interesaría invertir en una playa controlada por el narcotráfico, o en municipios donde la violencia es el pan de cada día, ya sea por las temeridades o por los conflictos propios de la región y sus familias.

Sólo que esta relativa tranquilidad y pasividad de los veracruzanos permanece gracias a que la mayor parte de los habitantes nos mantenemos distantes de los fuertes intereses de la clase política o empresarial (no nos gusta meternos en broncas), principales objetivos de los grupos delincuenciales, ya sea por sus actividades o cercanía precisamente con estos grupos, aunque digan luego que son unos panes de Dios.

Los secuestros a estos sectores están suscitándose, como hechos aislados o no, pero ocurren. Los ejecutados también cubren este ramo.

Los otros afectados son los "malosos" de Veracruz, aquellos involucrados en actividades ilícitas y que muchas veces son conocidos en la región por sus vecinos o incluso la misma policía. Por ejemplo, qué habitante de cualquier municipio no sabe de la presencia de narcomenudistas en su zona, que muchas veces son visitados por la policía, como sucedía en Coatepec, en la calle Juan Soto, con los oficiales en moto pasando a saludar a un conocido narcotraficante quien posteriormente fue aprehendido por la Agencia Federal de Investigaciones.

Caso distinto los periodistas, quienes por señalar lo anterior, obtienen como respuesta balas cobardes y anónimas.

La tranquilidad en Veracruz es relativa. Los que hemos viajado a Sinaloa, por ejemplo, podemos también caminar tranquilamente por Culiacán, visitar los centros comerciales o acudir a los bares, pero nadie niega cual es la real actividad más influyente en la zona. Lo mismo pasa con Veracruz: el hecho de que para los políticos no haya "focos rojos", no quiere decir que no existan, aunque tampoco afectan la vida cotidiana del estado.

Esto quiere decir que no porque se manifiesten abiertamente las acciones delincuenciales a niveles como los de Tijuana (donde las bandas se balean por el control de los barrios), signifique que no haya presencia ya establecida del narcotráfico o de bandas de roba autos o traficantes de humanos. Por lo regular a los capos les gusta más la discreción y mantener un bajo perfil: los que se alocan son los que se embriagan con el poder de saberse protegidos por su actividad, y por eso los ejecutan. Es una lógica simple.

Tiene que haber grupos de delincuencia organizada para realizarse tantas operaciones que no podrían hacerse con sólo estar de paso, como lo afirman las declaraciones que surgieron en Pánuco en boca del gobernador, al decir que eran personas de Tamaulipas las que entraban a la zona norte a delinquir.

Ya parece que todos los malos o villanos culpables de los hechos delincuenciales en Veracruz van a estar viajando a cada rato, porque desean sólo venir al estado a cometer sus fechorías, y luego irse.

La relativa tranquilidad de Veracruz no debería ser pretexto para la libre acción precisamente de estos grupos, sobre todo cuando quienes más manifiestan "la tranquilidad y paz", como el secretario de Gobierno, lo hacen en estado inconveniente.

Por cierto que así recordamos que comenzaron los rumores sobre la adicción del hoy secretario de Educación, Víctor Arredondo, sobre su adicción a la cocaína. Se decía que luego de una buena farra, el señor Arredondo llegaba tranquilamente al día siguiente a un evento cuando era rector, y no faltaba alguien por ahí que se debía a la magia del "pericazo". No vaya a ser que después tengamos un segundo "Perico" en el gobierno.

Vaya, con el simple hecho de que se hable de funcionarios adictos al polvo blanco (que debe haber, sin duda, con eso de que se sienten muchos intocables) pareciera que se justifica la presencia del narcotráfico en la entidad. Podría ser incluso la razón por la cual permanece "tranquilo" el estado, a manera de una tregua o un acuerdo entre los adictos y los proveedores.

Veracruz, ¿un estado en calma? Parece que hay lugares más tranquilos como Querétaro o Tlaxcala; sólo hay que ver el recuento de sólo este año:

En enero, la ejecución del alcalde de Ixtepec, Oaxaca, Neguib Tadeo Manrique junto a cuatro personas más; desde febrero nos topamos con el asalto a mano armado a un camión de pasaje foráneo entre Xalapa y Coatepec, donde se llevaron 30 mil pesos. Asalto y lesiones a directivos del diario Notiver de Veracruz, en Boca del Río. La ejecución del activista político Leobardo Castellanos Montiel , en Coatzacoalcos. Siete ejecutados encontrados atrás de la zona industrial Córdoba-Amatlán, donde cuatro de éstos fueron secuestrados de una vivienda en el fraccionamiento Reforma del puerto de Veracruz, el martes 21 de febrero, y se suponía que por agentes de la AFI.

En marzo, el escándalo de la síndico de Minatitlán que a quemarropa mató a su marido el ganadero Javier Gómez, "El Potro"; caso que hasta el momento se mantiene impune, y máxime cuando es sabido que la señora acaba de conseguir un amparo porque supuestamente está mal integrada la orden de aprehensión (sí, así como sucedió con la Legislatura; parece que la señora tiene abogados más capaces que los que dicen gobernar).

En abril, la desaparición del C.P Miguel Herrera Hernández , ex alcalde de Cosolopa (municipio que colinda con Tezonapa, Veracruz) y ex diputado federal. Fue visto por última vez en Tierra Blanca, Veracruz, y su camioneta fue encontrada abandonada en Tres Valles, en donde sólo se encontraron papeles desordenados. Herrera, es dirigente de una organización del campo y de la ciudad, que actúa en los límites de Veracruz y Oaxaca.

En mayo, la ejecución de Giovanni Allegretti Mejía , cuyo hermano estaba involucrado en actividades del narcotráfico, en la zona de Martínez de la Torre; la ejecución de Daniel Zárate, supuesto empresario gasolinera; la de Maximiliano Gaona, en manos de su amante; la de Tomás Hernández; el "Fanthomas"; y la desaparición de Ponciano Vázquez, hermano de Cirilo Vázquez Lagunes , cacique del sur.

En junio, muy activa la delincuencia: apareció el cuerpo de Ponciano ejecutado en Huimanguillo, Tabasco municipio cercano a Veracruz, la ejecución del regidor de Las Choapas, Alfredo Pérez Juárez , señalándose al alcalde, Renato Tronco, como el autor. El "Caballo Loco", supuesto narcomenudista, ejecutado en Ciudad Isla. El ex alcalde de Medellín, secuestrado, hombre que formó al PRI moderno en el puerto de Veracruz. El atentado de Costa Esmeralda. El desaparecido de Tuxpan. El cadáver calcinado de Pánuco...

Y los que se nos olvidan…
pablo.jair.ortega@gmail.com

28/06/06 Nota 45017 

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	Felicita el Gobernador del Estado Fidel Herrera Beltrán a las mujeres en su Día.
	La Historia de Hoy