Rodeado de unos 6 mil libros en sus oficinas de La Torre Esmeralda, rompe por momentos su im

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Rodeado de unos 6 mil libros en sus oficinas de La Torre Esmeralda, rompe por momentos su imagen solemne y afirma que su prioridad es su programa de radio "De una a tres", que transmite Radio Centro.

Cuando Jacobo Zabludovsky renunció a Televisa se dio a la tarea de buscar un lugar que le quedara cerca de su casa y de su nuevo trabajo en Radio Centro. La Torre Esmeralda de la avenida Ávila Camacho le fue ideal.

En uno de sus pisos, el periodista, y amante de las letras, colocó tan sólo 6 mil de los 12 mil libros que tiene en total y que por montones hacían "veredas" que impedían el paso en su casa. "La única superficie horizontal que no tenía libros era el techo", explica, y agrega que por nada del mundo se desharía de ellos.

"García Márquez me dice que cuando termina de leer un libro lo tira, pero yo nunca he podido hacerlo. Cada uno me trae algún recuerdo. Recorrerlos es como recorrer mi vida y es que tengo desde los que encuaderné y empasté en la Prepa 1."

Ahí conoció a la que ha sido su compañera desde hace 48 años, madre de sus tres hijos y abuela de sus 10 nietos.

Esos pequeños pueden hacerlo reír, por difícil que parezca, por ejemplo "cuando dicen que soy buena onda".

Jacobo rompe con la imagen de solemne que de repente se echan encima los representantes del periodismo rígido.

"Yo río con facilidad." Lo cual es cierto, ya que al cuestionarlo sobre lo que le puede provocar una sonrisa, soltó una.

"Bueno, ahorita me hizo usted reír con esta pregunta. Creo que es más fácil una risa que una sonrisa. La sonrisa es producto de la inteligencia y la risa es una explosión. A mí me puede hacer reír una buena anécdota o mis nietos. En cambio, Charles Chaplin me hace sonreír."

Desde su oficina de cristales, parece que vigila la ciudad, o tal vez sólo la contempla para saber dónde está parado.

Su día comienza a las 7 de la mañana y por lo menos ocho horas anda del "tingo al tango". Lo bueno es que no está solo; no desde hace 51 años, cuando llegaron a trabajar con él las señoritas Garnica, "mis secretarias de toda la vida": La famosa Lupita que le pasaba las llamadas en 24 horas , y su hermana Dolores.

Ah, pero Jacobo también sabe llorar, ¿o no? "Sí... mmm, también lloro... por la pérdida de alguien a quien quiero o a veces por contagio de algún lugar donde hay una tragedia."

Y recordó que el 19 de septiembre de 1985, al llegar a Televisa y verla en ruinas, "tuve que hacer un alto, porque se me salieron las lágrimas". No así con la muerte de María Félix, quien fue su amiga durante cuatro décadas.

El periodista dice que ni él mismo sabe con exactitud en qué momento pasó de ser Jacobo Zabludovsky al licenciado Zabludovsky, y no fue precisamente cuando obtuvo su título de Derecho.

"Mi vida profesional tuvo dos momentos importantes. Cuando conocí, a mis 17 años, a Alonso Zordo Noriega , hace 57 años. Él me enseñó todo lo que sé de periodismo de radio. Desde entonces no he aprendido nada más.

"Luego, cuando conocí a José Pagés Llergo y me invitó a colaborar en la revista Siempre! . Él me transformó de un periodista de columna de espectáculos a un periodista de opinión."

Antes de responder a qué se ha tenido que enfrentar como figura pública, se sube el pantalón y monta un pie en el cajón de su bolero: Pablito.

"En esta vida todo tiene un precio. No puedes querer disfrutar algo gratis. El precio de la popularidad que te da la televisión es la envidia, la crítica y la injuria, tienes que acostumbrarte o aprender a vivir con ellas."

Sin embargo, "no deja de molestar algún tarascaso que te dan de vez en cuando, pero ya no te afecta tanto y además aprendes a localizar el origen profundo de la agresión."

Para Jacobo, la amistad es "un tipo de amor. Yo la encontré en mi vida muy poco y cada vez la tengo menos, por las personas que se van".

Jacobo Zabludovsky no deja de observar qué tan bien le están quedando los zapatos y evita decir los nombres de sus amigos, porque entonces se "pierde un poco la intimidad", esa misma que no le gusta invadir con cámaras, micrófonos o grabadoras.

"Es un refugio familiar y personal. Nada más vivimos mi esposa y yo. Eso está fuera de la vista pública y los reflectores."

Jacobo está seguro de que todo periodista puede caer en la seducción de los políticos: "Un grupo de personajes de la noticia, con quienes hay que tener relación, únicamente como fuentes de información. Con ellos, necesita tener una relación y una distancia."

Con la mirada puesta en el movimiento de brazos de Pablito, contesta a la pregunta: ¿Llegaron a seducirlo? "Pues... yo creo que no."

En cambio, contó una anécdota con Gustavo Díaz Ordaz .

"Recuerdo que se quejó, porque en octubre del 68 salí con corbata negra al aire. Después hubo que explicarle que yo sólo uso corbata negra."

Al cuestionarlo sobre sus prioridades en este momento de la vida, salió de su oficina y regresó con la revista Proceso , abierta en una página que traía una publicidad, en la que su programa de radio De una a tres aparece en el primer lugar de su horario: "Esta es mi prioridad", dijo sin titubeos.

"Estoy seguro de que algunos se van a incomodar y es lógico, pero aquí está, no lo digo yo", refiriéndose al rating que maneja Radio Centro.

Después, despidió a Pablito y confesó que su estado de salud es lúcido, a pesar de que le ha ganado la batalla al cáncer en tres ocasiones. Primero en la nariz (carcinomano), luego un melanoma maligno debajo del brazo derecho y después un cáncer de próstata, del cual habló.

"Duré año y medio en convalecencia lenta y dolorosa. Desde andar con pañales, pero no crean que un pañal cualquiera, era un enorme pañal, porque no controlaba esas cosas, hasta perder la capacidad de concentración para leer, a mí que me gusta tanto.

"Me prohibieron manejar. No tenía fuerzas ni para cargar a mi nietecito. Fue terrible y sólo lo entiende quien lo padeció."

Ahora, cada año tiene que hacerse estudios para ver si el cáncer no ha vuelto y detectarlo a tiempo, ya que su éxito ha sido eso: "Matar al cáncer antes de que me mate".

¿La muerte? "La vi muy cerca, pero con gran tristeza. Fue una prueba que no le deseo a nadie".

Reponerse a la renuncia a Televisa, donde trabajó durante 50 años y padecer tres cánceres que casi le quitan la vida, fue difícil.

"Pero ahora que veo mi trabajo en los primeros lugares, me devuelve el gusto por la vida, por mi familia, por los libros y por todos los placeres que existen."

En ese momento, agradeció la entrevista, despidió a su bolero y compartió un café con el reportero y fotógrafo de este diario.

03/01/03 Nota 6203 

Festeja XEW 72 años de vida.