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Nogales. dos semanas después de la tragedia, el dolor está vigente.
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Juan Santos Carrera .
Nogales, Ver. -El dolor, el llanto y el sufrimiento se mantienen a flor de piel en las calles del municipio de Nogales cuando ya han pasado dos semanas de la tragedia que ocasionada por un fenómeno natural el jueves 5 de junio a las cinco de la tarde dejó en la calle de decenas de familias de éste municipio. Aquí, en el municipio de Nogales, en las colonias Cecilio Terán, Aquiles Serdán y López Arias, no importa la diferencia de edades, los hay desde ancianos de ochenta y cinco años hasta los dos años de edad; tampoco la religión, católicos, protestantes, mormones. Aquí la única diferencia entre cada grupo de ciudadanos es el status social. Las familias acomodadas no han tenido mayor problema. Son los humildes como siempre, los que menos tienen, los que viven de lo poco que un trabajo temporal e inestables les puede dar, quienes sufren más. Son los campesinos, los músicos, las lavanderas, las niñeras, las sirvientas, a quienes la fuerza de la naturaleza les ha pegado tan fuerte que para algunos será difícil volver a comenzar.
Todavía pueden observarse animales muertos en las calles, trozos de madera flotando en las aguas lodosas que quedan en los patios de lo que una vez fue el hogar de una familia; juguetes de bebé y algunas carreolas que han quedado inservibles.
Hay malestar, inconformidad, indignación y sobre todo, decepción de parte de quienes hoy están sumidos en la desgracia. Afirman, como la señora
Josefa Gómez Martínez , que el alcalde
Guillermo Mejía Peralta no actúa de manera pronta. Ponen como ejemplo que en Ciudad Mendoza al llegar el apoyo inmediatamente la presidenta municipal
María Elena Poceros Domínguez lo entregó a la población. Contrario a lo que Mejía Peralta ha hecho que embodegó la ayuda en un salón de Ixtaczoquitlán y en un espacio de fiestas sociales en Nogales que se ubica tan solo a tres casas de la suya. Muy temprano, el canto del gallo anuncia que el nuevo día ha comenzado, que es momento de iniciar de nuevo con las tareas de limpieza de las viviendas, que hay que salir a las calles a buscar el sustento diario y que la vida sigue a pesar de los problemas.
La gente no es exigente, solo piden un poco de ayuda para sacar de su sala, de su comedor, de su baño y hasta su cocina el lodo que acumulado varios días en el interior comienza a oler mal.
Doña María Concepción Ochoa Morales avecindada en la segunda de Guerrero número cuarenta señaló con amargura y rostro parco, que el apoyo que ellos solicitaron al gobierno y que están enterados ya está en la zona centro, todavía no les ha llegado, no saben porque.
"lo que pasa es que las camionetas solo llegan al pavimento, ahí comienzan a gritar y los que alcanzan bien y si no también; pero ni crea que a todos nos dan, solo a los que son sus conocidos o amigos, a los demás nos marginan".El gobernador del estado
Miguel Alemán Velasco anunció un complejo habitacional de doscientas casas donde se reubicarán las familias que de manera peligrosa, viven sobre las riberas del río Chiquito; hoy eso parece ser algo inalcanzable para las familias, porque las autoridades les exigen las escrituras de los predios, para poder asignarles una vivienda. El problema es que todo se perdió, el agua no respetó la documentación familiar."Me exigen en el palacio municipal que les entregue mi escritura, pero ¿de donde la saco? ¿con que dinero? Si a duras penas me gano 40 pesos al día, como voy a pagar un notario. Mejor me quedo en mi casita junto al río, si me muero, al menos es en mi casa".
En el fondo de las viviendas, el llanto de los niños nos recuerda que no hay tiempo que perder, en éstos momento es precisamente el tiempo lo más preciado que tienen las personas para buscar el sustento diario; las mujeres, son quienes más resienten ésta situación, las que son madres solteras más aún, porque muchas de ellas perdieron la única fuente de empleo que tenían."Oiga usted a mi hijo, tiene hambre, tiene tres años y yo ya no tengo leche, las vaquitas que teníamos para vender leche y ganar un dinero, pero las 18 se murieron, dicen del gobierno que nos la van a devolver, pero ni es cierto, nada más nos engañaron".
Guillermo Mejía Peralta , el joven y polémico presidente municipal se deslinda de éstas situaciones, afirma, que si el abusivo tipo hace de las suyas con el dinero ajeno, es porque la gente así lo ha querido.
Además, le hecha la bolita al gobierno del estado, señaló que a él no le corresponde hacer la entrega de los recursos que en éste momento, cuando la gente no tiene donde dormir, cuando para cocinar las personas tienen que hacer fogatas y cuando hay escasez de herramienta para continuar los trabajos de limpieza, en una bodega de la empresa Constructo del municipio de Ixtaczoquitlán y en un salón de actos sociales privados ubicado en la calle Berriosabal número 20, a escasas tres casas de su hogar particular,
Guillermo Mejía Peralta mantiene embodegados los aparatos electrodomésticos que el gobierno del estado envió a la gente damnificada."No, yo ya no voy a entregar nada de muebles, eso que lo haga el gobierno, además la Ley es clara, yo estoy obligado únicamente a otorgar los servicios básicos, me voy a dedicar al agua potable, drenaje y algunas otras cositas, lo demás yo no se nada, que lo entregue el gobierno del estado casa por casa, pero con su gente".
La desesperación ha llegado a tal grado, que los propietarios de pequeños rebaños de ganado vacuno que sucumbió ante la fuerza estremecedora de la tromba, han tenido que recuperar de entre las aguas fangosas los cuerpos de las vacas para destazarlas en medio del lodo y comérselas. Largas filas de gente de escasos recursos espera hasta tres horas en el auditorio municipal de Nogales a que la presidenta del DIF
María Dolores Mejía Peralta les entregue un paquete de mini pan tostado que donó la empresa Bimbo, dos botellitas de agua, un sobre de sopa de pasta y un kilo de azúcar.
Se desconoce el paradero de las despensas que el DIF estatal envió a la zona de desastre. Zona que se ha convertido en el paraíso de los vividores. Con el rostro ensombrecido por la angustia de no saber que pasará mañana, con la zozobra de una nueva barrancada porque continúan viviendo a las orillas del río Chiquito, a tan solo tres o cuatro metros del agua, las familias ven pasar las horas que no han detenido su curso ante la impotencia de no poder hacer nada.
20/06/03
Nota 10478