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Rechazan cañeros impuesto a refrescos.
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A+ A- FELIPE VILLANUEVA.
CÓRDOBA, VER.- La Unión Nacional de Cañeros de la Confederación Nacional de Productores Rurales (CNPR), pidió que no se satanice el producto azúcar como causante de la obesidad, pues se trata de un problema multifactorial y no sólo unilateralmente, como lo han estado haciendo algunas campañas publicitarias en contra del endulzante mexicano.
Rechazan la posible aplicación de un impuesto a los refrescos pues afectaría la cotización del endulzante. "La caída en la cotización del precio del azúcar es de un 40 por ciento menos en comparación con la zafra anterior, lo que equivale a 15 mil millones de pesos que dejarán de circular en los 227 municipios donde se desarrolla la agroindustria mexicana de la caña de azúcar" confirmó ante productores cañeros
Carlos Blackaller Ayala .
El líder de la CNPR, indicó que esta baja en los precios de la caña, y también del maíz, provocará que la tensión social, política y económica en el medio rural se encuentre en su máximo apogeo para el segundo semestre de 2013, ya que la cotización de estos productos ha venido a la baja lo que se verá reflejado en un estancamiento en la dinámica económica de ese sector de la población.
Respecto al impuesto que se planteó asignar a los refrescos, el Presidente de la
Unión Nacional Cañera dejó en claro que se rechaza categóricamente pues: "se trata de un impuesto desinformado, un impuesto que golpearía al sector, satanizando el producto azúcar; no lo vemos como algo racional, sino como algo que descarrilaría una importante cadena productiva.
Los legisladores quieren solucionar un problema que es multifactorial (la obesidad y sobrepeso) pero que se debe atender desde el plano educativo, desde el plano formativo".
Puntualiza que si los refresqueros reducen sus ventas, como consecuencia del impuesto, en un 25 por ciento, se verían reducidos los consumos de azúcar proporcionalmente a esa cantidad, poniendo más tensión a la cotización del endulzante y de la caña. Un impuesto a los refrescos, afectaría negativamente a los trabajadores de toda la cadena productiva, 3.5 millones de trabajadores verían afectados sus ingresos y ventas totales como detallistas, con esto se mermaría la productividad, inversiones y el crecimiento de la cadena productiva; sería un impuesto a los pobres, ya que afectaría 14 veces más al ingreso real de los hogares más pobres en comparación con los hogares de mayores ingresos; caería la demanda doméstica del azúcar, con lo que se agudizaría la crisis de los cañeros e ingenios; representaría una política fiscal inequitativa y desproporcionada, pues los refrescos son los únicos alimentos o bebidas que ya cuentan con un gravamen del IVA del 16 por ciento, aumentándolo cerca del 40 por ciento; no solucionaría el problema de la obesidad, ya que no existen estudios internacionales que sustenten que un impuesto a los refrescos baje el índice de masa corporal de la población.
29/08/13
Nota 107955