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¿Mito o leyenda? aparición de misterioso ser en cueva de Totomachapa.
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A+ A- POR: OSCAR PAZ SERRANO
Zongolica, Veracruz.-Durante los primeros días de marzo, en la comunidad de Totomachapa de las grutas y cuevas que existen en la cordillera de la
Sierra Madre Oriental aparece un ser misterioso, mitad hombre, mitad animal que con la llegada de la Primavera desaparece. Nativos del lugar lo llaman Nagual o Chacal que anuncia el inicio del Año Azteca.
Encorvado, por el paso de los años, vistiendo el tradicional traje de la sierra, calzón y camisa de manta con huaraches de suela de llanta, don Félix García mayordomo de la fiesta de la Virgen de la Trinidad y Sagrado Corazón describe que los más jóvenes dicen que es una leyenda, pero los ancianos tuvieron la oportunidad de presenciar la aparición del Nagual o Chacal.
Recuerda que un día se encontraba en su vivienda, construida de madera con techo de lámina de cartón y durante unos segundos, permaneció con el brazo derecho en alto incapaz de reaccionar. Y muy lentamente comenzó a girar el rostro hacia su izquierda en busca de lo que creía haber visto. Al mirar de frente, donde Félix dice que la piel se le erizó y las piernas empezaron a temblarle.
Acercó la cara a la ventana y descubrió la voluminosa cabeza de un ser desconocido que parecía mirarlo fijamente. Con los cabellos de la nuca erizados por el terror empezó a luchar por gritar y advertir a su familia lo que estaba sucediendo, pero el miedo lo había engarrotado y su garganta apenas acertó a tartamudear, saliendo de la boca un sonido agudo que nadie escuchó.
La luz de la luna, cayendo oblicuamente sobre aquel enorme cráneo cubierto de pelos, contribuía y no poco a realzar su monstruosidad. Los ojos no dejaban de mirarlo, parecían dos puntos negros y luminosos. De pronto estaban clavados en su persona y de repente los escalofríos se sucedieron a un ritmo frenético.
El perro empezó a ladrar, las gallinas se espantaron, y de la bolsa del pantalón sacó unos cerillos, al momento de prenderlo para hacer un poco de luz, la figura de aquel ser sobrenatural desapareció entre los maizales, ahí se esfumó, aunque recuerda muy bien que tenía una boca enorme, grandes orejas, cola y pezuñas.
Cuando las fuerzas, casi lo habían abandonado, intentó sacar el último rasgo de valor, y empezó a gritar y la familia despertó y les platicó con detalle el espeluznante encuentro. Nadie le creyó, solo su compadre don Lorenzo, quién vive cerca de la cueva de Totomachapa y desde hace muchos años organiza la fiesta del inicio del Año Azteca.
En medio de leyendas, los indígenas se preparan para recibir el Año Azteca con el tradicional Xochitlalis, rito pagano, que heredaron los antepasados a los náhuatl descendientes de los mexicas.
04/03/14
Nota 110662