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No obstante, será otro su fin; ahora cobrará por sus servicios, mediante suscripción o pago
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A+ A- EEUU .- El idealismo que alguna vez representó el intercambio gratuito (y considerado ilegal por los industriales del disco) de archivos musicales que realizaban los usuarios de Napster está más que sepultado, luego del proceso legal que derivó en la bancarrota de aquella empresa.
No obstante, una versión mejorada de ese servicio en línea estará lista en Navidad, con un mercado muy distinto al de su primera versión.
Roxio Inc., que compró los activos de Napster en una subasta por bancarrota en el 2002, informó hace unos días que el nuevo servicio permitirá a los usuarios acceder a la música mediante una suscripción o pago por canción, algo contrario al espíritu original de Napster.
Los usuarios del Napster 2.0 podrán buscar música, escuchar programas de radio pregrabados que pueden adaptar a su gusto, copiar CD y descargar canciones, explicó el jefe ejecutivo de Roxio, Chris Gorog.
Roxio explicó que los interesados podrán elegir entre un catálogo de más de 500 mil canciones de las cinco empresas discográficas más grandes del mundo.
En su momento, Napster (creada en 1999 por el estudiante Shawn Fanning) fue muy popular y tuvo más de 60 millones de usuarios, pero tuvo que cerrar sus operaciones en el 2001 cuando perdió un juicio por violación de derechos de autor con los sellos disqueros más fuertes a nivel internacional.
En los últimos meses, varias empresas con peso en el mercado han anunciado planes para lanzar servicios "on-line" que transformen el furor de las descargas en un negocio rentable.
Apple lanzó su servicio iTunes para los usuarios de Macintosh en abril pasado, mientras que America Online presentará a finales de año un servicio similar.
Amazon.com también ha manifestado su interés en entrar en este negocio.
Cómo funcionaba Napster
El usuario de Napster podía buscar prácticamente cualquier canción, encontrarla en el disco duro de otro "melómano" y copiarla al instante sin ningún costo.
Para utilizar Napster bastaba con bajar el programa a la computadora e inventarse un apodo para identificarse con los usuarios que poseyeran el archivo MP3 del tema buscado.
Quienes descargaban los archivos podían reproducir la melodía en su máquina, en un reproductor de MP3 o hasta "quemarlos" en un disco compacto.
Sin embargo, esos días jamás volverán.
30/07/03
Nota 11789