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“Si se hubieran quedado aquí, mi esposa aún viviría y mis hijas no se hubieran quemado...”
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A+ A- Ejido Cecilio Teherán , Municipio de Nogales, Ver.- En medio del ruido de los vehículos que raudos pasan por la autopista y las palas mecánicas y bulldozers que en el lecho de la barranca del río Chiquito trabajan para proteger tres de los ductos de PEMEX y las paredes naturales de tierra y piedra que son recubiertas con material para evitar deslaves, entrevistamos a la persona que estuvo tal vez más cerca del sitio de la explosión el 5 de junio y que resultó ileso.
Pedro López Arcos , papá de dos de las niñas que resultaron con graves quemaduras en su cuerpo y tío de otras dos criaturas -una de 2 años y otro,
Francisco Javier López Mendiola de 6 meses de nacido- una de ellas -Esmeralda López Mendiola- perdió sus dos orejitas, narra que ese día tras escuchar el estruendo de la barrancada, atrás de su casa, a unos 30 metros de distancia, su esposa -que falleció por las quemaduras en su cuerpo, dos hijas y dos sobrinas, atravesaron la autopista y caminaron por la vía del ferrocarril, a otra casa, cuando sobrevino la explosión, mientras él se quedaba en su casa para "cuidarla". Dijo: "si se hubieran quedado aquí, conmigo, no les hubiera pasado nada".
Recuerda que ese día en la mañana se levantó y parecía igual a cualquier otro, compartió el desayuno con su esposa, su mamá, hijos, sus hermanos y sobrinos. Así transcurrió el día y como a las 4 de la tarde se fue a ver algo de su trabajo en una carpintería de Ciudad Mendoza.
-Fue a ver a los familiares de mi maestro, que estaba en Acapulco.
Luego empezó a llover y quería hacer otras cosas por ese lugar, pero presintió algo y mejor se regresó a su casa, a donde llegó como al cuarto para las 6. Comía con su familia
-Cuando de momento, empezó a correr el agua; se oía el rodar de las piedras en el río. Me asomé y vi que era enorme, enorme la barrancada...ahí estaba un puente y se lo llevó y pasó más arriba del puente, no pues terrible.
Señaló hacia el lugar y el puente estaría a 4 metros, por lo que se calcula que el agua rebasó los 10 metros de altura, y cuando llegó a los ductos que tres días antes otra barrancada -no tan grande como la del jueves 5- dejó al descubierto, las piedras los golpearon hasta que rompieron el que llevaba gas LP.
Explica don Pedro que su familia decidió irse de la casa donde estaban, para buscar refugio en otra que está del otro lado de la vía del tren y hacia allá se dirigieron, pero no alcanzaron a llegar cuando sobrevino la explosión.
-Mi familia se espantó y mi esposa -difunta en paz descanse- se fueron para esa casita que está allá, para buscar refugio. Yo me quedé aquí porque había una hilerota de carros porque había habido un accidente allá arriba. Yo y mi cuñado nos quedamos cuidando la casa.
Luego menciona que él no vio, pero le platicó una de sus hijas, que estuvieron en Galveston, Texas:
-Pues dice que iban allá por la vía cuando vieron que primero salió como humo. Vieron eso y se fueron corriendo y ahí por la vía las agarró la lumbre y ya no supe nada de ellos.
Explicó que él y su cuñado salieron de la casa y corrieron para el cerrito que está cerca. Lo cruzaron y encontraron a sus familiares tirados en el campo, ya estaban quemados. Con una estoicidad ejemplar, sigue narrando el episodio, sin derramar una lágrima, con resignación.
- Mi esposa me gritaba ¡perdóname! Que la perdonara yo, pero yo no tenía nada que perdonarla, verdad...Pues sí, ya logré rescatarlos a ella, a mis hijas y sobrinitos que yo los creía ya muertos porque a la hora que los abrazaba, creía que mi sobrinita ya estaba muerta.
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¿Qué hora era?
Eran como siete y media y la ayuda tardó como a las 8 y media o las nueve. Mi hermana se fue corriendo más arriba con una de mis hijas chiquitas. Las mandé con mi cuñado para que se fuera con ellos.
-Mientras, acá mucha gente corría, lloraba estaba espantada y muchos se fueron hasta la punta de aquél cerro...toda la gente iba saliendo de por ahí, iba con unos heridos, quemados, niños, señoras...
¿Qué pensó en ese momento? ¿Creyó que era un castigo de Dios?
-Al momento no se me vino nada de eso. Yo pensé que nos íbamos a acabar todos. Fue hasta después que empecé a reaccionar sobre esto, pero no pensé que fuera castigo de Dios. Porque si fuera eso, mire mi casita está ahí junto al río, y cerca de los tubos. Se hubiera quemado y mire gracias a Dios no le pasó nada, sólo quemó unos naylon’s, pero nadamás. No fue milagro, no, pero pienso que con la fe que tenemos en Dios, nos protegió eso.
Nunca pensé que hubiera una explosión. Por eso mi familia cuando vio el agua, se fue para allá. Nunca esperábamos la explosión esa, porque para haber sabido, nos hubiéramos quedado aquí en la casa, pero mi familia se espantó por el agua y por eso corrieron para allá.
Su casa está del otro lado de la autopista donde no hay viviendas. Hoy tiene un letrero de venta de refrescos y comida. Pasando la cinta asfáltica, a unos 50 metros comienza una pequeña mancha urbana, caserío y fondas. La dirección del viento ese día, era como que topaba con la cordillera y rebotaba para llevarlo hacia el valle. Por eso a su casa, cerca del cerro y del sitio de la ruptura de tubos, no le pasó casi nada. El viento se llevaba el gas para el caserío y por eso fue la parte más afectada.
Comentó que de parte de las autoridades casi no recibe apoyo. De PEMEX sí, "me está ayudando". Le dan mil pesos quincenales que le sirven sólo para sus hijas. Dijo que la niña que perdió sus dedos, tendrá una indemnización.
En esta semana o la otra traerán a sus sobrinos -una de ellos perdió sus 2 orejitas- y su hija volverá a tratamiento a Galveston, el 30 de noviembre, donde estará otros tres meses más.
Por último, recordó que el 30 de noviembre tiene programado regresar a Galvestón, Texas, por lo que pidió que el gobierno del estado le ayude a evitar trabas burocráticas y pueda tener su visa y pasaporte para viajar a aquél país.
19/08/03
Nota 12340