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Hoy se cumplen 30 años del devastador sismo de 1973.
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A+ A- Orizaba, Ver.- Hace treinta años la región de Orizaba se despertó más temprano que de costumbre. Eran aproximadamente las 3:45 horas de la madrugada cuando la tierra se vio sacudida por un movimiento telúrico de 7.2 grados de magnitud en la escala de Richter que tuvo una duración de casi 2 minutos, tiempo que fue suficiente para que cerca de 100 personas perdieran la vida, miles resultaran lesionadas y más de mil 500 casas y edificios quedaran totalmente dañados.
La población dormía plácidamente, cuando su sueño fue interrumpido abruptamente por un aterrador meneo de la tierra que los primeros 15 segundos fue trepida torio y después, afortunadamente se convirtió en oscilatorio con una permanencia de más de minuto y medio.
La oscuridad aún reinaba y en las calles imperaba ya el miedo y la desesperación; la gente salió casi al unísono de sus casas, de los edificios y de las fábricas que suspendieron sus actividades por que los empleados y obreros corrían despavoridos para llegar pronto a sus casas y ver a sus familias. Todos querían saber que había ocurrido con sus hijos, esposas, padres, hermanos y demás familiares.
Según el centro meteorológico de Veracruz, el temblor fue de aproximadamente 7. 2 grados en la escala de Richert, algo que nunca había ocurrido en esta región: Y al llegar los primeros rayos del Sol, iluminaron a una zona totalmente arrasada, con muertos y heridos por doquier; casas y edificios destruidos, gente enlutada y triste por haber perdido a sus familiares y sus hogares.
A las 4;00 horas de esa funesta madrugada del 28 de agosto de 1973, todo era confusión y alarma; los lamentos y gritos de la gente eran acompañados por el lúgubre ulular de las sirenas de las ambulancias que no se daban a vasto para auxiliar a tantas personas lesionadas.
En menos de una hora, la Cruz Roja, los hospitales y clínicas de toda la región ya no tenían cupo para albergar a más heridos, por lo que se improvisaron albergues en los que médicos, paramédicos, enfermeras y voluntarios corrían de un lado a otro para atender a tanta gente que se quejaba por las lesiones recibidas, y otros, las menos afortunados, agonizaban.
A las 5 de la mañana, en los hospitales, clínicas y al albergues, el panorama era aterrador; pacientes descalabrados y mutilados se veían por doquier, y algunos estaban irreconocibles con la cara y cuerpo totalmente ensangrentados.
La región de Orizaba se levantó más temprano que de costumbre; si, nuestra rutina diaria se vio alterada ese nefasto día y los subsiguientes. La tristeza y el dolor nos embragaban a todos; durante varios día el miedo impedía que muchas personas entrarán a sus casas ante la posibilidad de una replica de mayor magnitud.
Durante los días 29 y 30, por las principales calles de los municipios de la región "desfilaban" las carrozas fúnebres trasladando a los cementerios los cuerpos inertes de las víctimas de ese inolvidable y abominable sismo, que dejo una estela de muerte, desolación, destrucción y llanto, algo que nunca habíamos vivido en carne propia.
El terror y la desesperación llego más allá de nuestras fronteras. "Orizaba quedó totalmente destruida e incomunicada", " hay muchos miles de muertos y más heridos y damnificados"; eran las noticias principales en los medios de comunicación masiva estatales, nacionales e internacionales.
Pero la región de Orizaba, que quedó semi destruida, volvió a levantarse; las heridas físicas y del alma fueron cicatrizando gracias al bendito tiempo que es el mejor remedio, y ahora, a tres décadas de distancia, ese 28 de Agosto solo vive en nuestras mentes y corazones como un infausto día; como una triste experiencia que ojalá no se repita nunca .
28/08/03
Nota 12636