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Violencia en Veracruz, culpables y responsables.
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A+ A- Por Iván Gidi .
Afirmar que Cuitláhuac García es culpable de la inseguridad en Veracruz es francamente absurdo y obedece más al terreno del golpeteo para lucrar políticamente con la violencia que al análisis objetivo. Negar que ahora es corresponsable de su solución, junto con la Federación, los municipios y las fiscalías federal y local, sería igualmente absurdo.
Probablemente lo que más distingue al gobernador actual de los anteriores es la voluntad política. Mientras en sexenios previos se le abrió la puerta y le dieron cobijo a la delincuencia organizada, en el actual se le está tratando de combatir, pero sobretodo, de corregir sus causas y recomponer el tejido social..
Los veracruzanos dejamos de vivir con tranquilidad desde hace tiempo, pero año tras año, nuestra intranquilidad aumenta. Resulta innegable la crisis de seguridad que se vive en el Estado, producto de años de deterioro en el tejido social, la inacción de nuestros gobernantes, la ambición de individuos con trastocada moral, así como la complicidad de algunos sectores de la población. Como muestra, a partir del 2013 el número de homicidios ha ido al alza, pues pasamos de 1,723 en dicho año, hasta 2,286 el año pasado. Esto representa un incremento del 32.6% en tan solo un lustro. Si consideramos que hasta el pasado marzo se registraron 545 homicidios con un aumento mensual, es probable que de seguir con la misma inercia terminemos el 2019 con una nueva cifra récord en la materia.
Las aún recién llegadas autoridades han sido recriminadas por la violencia que se ha vivido en Veracruz en lo que va del año. Se les ha acusado de incompetentes, improvisados e incluso negligentes, luego de cada vez en la que ha perdido la vida de manera violenta un habitante del Estado. En defensa del Gobernador, el Presidente de la República lo exculpa aludiendo a que los gobiernos anteriores han dejado "un cochinero", debido a la alta marginación social, al abandono a las comunidades rurales, a la colusión con el crimen organizado, y a la corrupción de los gobernantes. Cierto es que la crisis no surgió espontáneamente pasado el primero de diciembre; cierto también, que se les confió el voto ciudadano precisamente para que limpiaran el cochinero.
Sin duda alguna, a Cuitláhuac García le tocó gobernar en la adversidad. No solo está a la cabeza de una de las entidades más difíciles para gobernar por su territorio y condiciones socioeconómicas, pues además inició en un momento de confrontación entre organizaciones criminales, y lo acompaña para hacer frente a la situación un fiscal de oposición, con quien está en directa enemistad. Jorge Winckler llegó a su puesto impulsado por el exgobernador Yunes Linares, dada la estrecha amistad entre ellos. Si la relación entre el actual Gobernador y el Fiscal veracruzano ya era ríspida desde entonces, ésta empeoró luego de los infructíferos intentos de juicio político contra el segundo.
La llamada política de brazos caídos no abona a la seguridad del Estado. Anteponer las relaciones personales del titular de la Fiscalía, al trabajo que se debe desempeñar en esta, le han valido a Veracruz mantener los altos índices de impunidad que se conocen. De acuerdo a datos del INEGI, la Fiscalía de Veracruz es la tercera peor a nivel nacional, por atender tan sólo al 18% de las denuncias interpuestas. En reiteradas ocasiones se le ha señalado por la desatención a las víctimas y la mala integración en las carpetas de investigación, lo que ha terminado por dejar impunes a varios delincuentes. Winckler debe comenzar a actuar en lo que le compete, aunque no es el único que debe hacerlo pues parte de la responsabilidad va para las otras instancias de gobierno arriba señaladas.
El Gobierno Federal decidió intervenir con urgencia. El día 26 de abril, junto con la presentación de sus programas sociales y respaldando al Gobernador, anunció el inicio de una estrategia para contener la inseguridad, mediante el despliegue de elementos de la Guardia Nacional. El sur de Veracruz será la primera zona donde intervendrá la nueva corporación del orden, para apoyar operativamente a una Policía Estatal sobrepasada por el crimen organizado. De un inicio, operarán en Minatitlán, Coatzacoalcos y municipios colindantes 1,050 elementos federales, y al menos 400 estatales, siendo la primer zona del país con el número de elementos necesarios.
Es una tarea titánica la que tiene el gobierno por delante, y nuestra labor como sociedad es vigilarla, pero también respaldarla y ser mesurados y racionales con nuestras expectativas
El autor es Director de la
Organización Nacional Anticorrupción@ivangidi
ivangidi@gmail.com
30/04/19
Nota 129892