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Se queda en la raya
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A+ A- Era un gol... Por eso la angustia de los últimos brincos, de los cánticos finales. Había en la cancha un cuadro azul irreconocible: sin el desconcierto de toda una temporada y al que ni siquiera le afectó la expulsión del zaguero Melvin Brown (66`).
Más de una vez Cruz Azul doblegó a la desconfianza: primero tras la anotación tempranera de Tigres, luego de un pase filtrado de Walter Gaitán que resolvió Néstor Silvera; una jugada en la que también falló un defensa: Aarón Galindo y que obligaba al equipo a marcar tres goles más (por la derrota de 1-0 en el juego de ida y la mejor posición en la tabla del cuadro felino)... Y tampoco se desplomó después de la doble amarilla a Brown en menos de cinco minutos.
De ahí el nerviosismo del ocaso: un descuido y vendría la eliminación felina.
Por ello también esa sensación de que el alma se les iba en la tribuna. Tigres no podía darle claridad a su pase, algo que, a fuerza de ser honestos, pocos en el Universitario esperaban.
El silbatazo de Mauricio Morales permitió los respiros tranquilos, aunque desencadenó las decepciones: los universitarios perdieron el invicto en casa y su futbol no engordó la esperanza de vencer al Toluca, rival en semifinales.
Se combinó la desarticulación norteña y el ahínco cementero. Pero el cambio alegre de La Máquina fue incapaz de borrar la realidad de un torneo: lugar número 11 de la tabla, pese a tener una de las nóminas más altas del futbol mexicano. ¿Fracaso? En la noche del adiós los capitalinos ofrecieron cosas positivas, vía el atrevimiento de César Delgado.
El Chelito se refugió en los quiebres, en las fintas, en los desbordes: envió el pase para el toque certero de su compatriota Marcelo Delgado (10`) y siete minutos después aprovechó un centro retrasado de Osorio para el 2-1, el gol que desbordó el sufrimiento de los aficionados locales.
Juan Carlos Cacho , todavía en el primer tiempo, pudo helar el estadio, aunque habría que decir que los anfitriones respondieron con un cañonazo al poste de Gaitán y un zurdazo de Saavedra.
No tenía otro camino: Enrique Meza olvidó los encierros tácticos y aún con 10 hombres mantuvo el suspenso.
A Nery Pumpido sólo le quedó confiar en su medio campo y en algún zarpazo del moreno Kléber, solicitado por la multitud.
Tigres logró el pase, hundido en el descontrol y tal vez el exceso de confianza. Se fue Cruz Azul... Lo hizo, al menos ayer, sin tacañerías.
Ahora, los Tigres se las verán contra el Toluca, pero ojo, no deberán desatender los comentarios de sus fanáticos, el público que no dejó de alentarlos cuando lo necesitaron, pero tampoco calló sus críticas al final del juego: estaban enojados... no les gustó su equipo.
07/12/03
Nota 16315