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Ronaldinho Gaucho fue uno de los más activos del Barcelona.
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A+ A- El nuevo Zaragoza de Víctor Muñoz, con una victoria mínima y de penalti en el Camp Nou, puso algo más que los cimientos para convertirse en semifinalista de la Copa del Rey y metió a su rival, el Barcelona, en una nueva crisis, al destapar todas sus carencias.
Ni la presencia conjunta de las figuras de ataque azulgrana, ni la aportación del holandés Edgar Davids, que tras dos partidos como local sigue sin conocer el triunfo, sirvieron para evitar que un equipo como el zaragocista, que había caído recientemente en el mismo escenario por 3-0, alejase a la afición barcelonista de uno de los escasos objetivos con los que se le permitía ilusionarse como es el torneo copero, ya que en la liga la meta admitida sólo pasa por el cuarto puesto.
Desde los primeros instantes de partido quedó en evidencia cómo podía acabar todo, después de que un rebote de la defensa del Barcelona estuviese a punto de ser aprovechado por Drulic, el jugador que provocó el penalti de la victoria del Zaragoza, a los siete minutos de juego, cuando le quedó el balón franco para el remate, pero su disparo se le fue algo desviado a la izquierda de Víctor Valdés.
La imagen del Barcelona estaba lejos de la que ofreció en la última jornada de Liga y por la que fue el equipo fue elogiado pese al empate (1-1) firmado en el Camp Nou ante el Athletic de Bilbao.
Los barcelonistas, sin bandas por la presencia en ataque del tridente Saviola-Ronaldinho-Kluivert, únicamente apretaron en los últimos minutos de la primera mitad, pero una lesión del brasileño Savio, que obligó a su sustitución a cuatro minutos del descanso, durmió de nuevo el partido hasta que el colegiado señaló el camino del vestuario.
El equipo de Frank Rijkaard tuvo una mayor posesión del esférico en la segunda parte, gracias en parte a la entrada de Xavi por Cocu, aunque esta nueva circunstancia apenas le suponía mayores apuros al Zaragoza.
La mejor jugada del partido se produjo transcurrido el primer cuarto de hora de la segunda mitad, cuando Ronaldinho Gaucho, el azulgrana más imaginativo, protagonizó una internada que acabó en una cesión a Saviola para que empujase el balón al fondo de la red a la que el argentino no llegó.
Ante la advertencia, el Zaragoza, como hizo durante el primer tiempo, intentó dormir el partido con continuas interrupciones sin renunciar a contragolpes, como el que estuvo a punto de culminar Cani en el minuto 64 de no ser por que su remate de cabeza fue directamente a las manos de Valdés.
Kluivert, protagonista durante la semana por el retraso en un entrenamiento que derivó en polémica por supuesta vida nocturna desordenada, se dejó ganar la partida por su marcador en una de sus escasas intervenciones y, de inmediato, Rijkaard le sustituyó, con lo que el delantero holandés tuvo que escuchar los pitos de un público al que respondió con aplausos.
Overmars, el sustituto de su compatriota y cuya misión era abrir el campo, apenas había saltado al césped cuando llegó el penalti sobre Drulic y el posterior tanto de Villa, quien tuvo que chutar por dos veces, después de que el colegiado anulase su primera ejecución.
Frank Rijkaard culminó su cambio táctico en favor del juego por las bandas con la entrada a nueve minutos del final de Luis García, quien sustituyó al mexicano Rafael Márquez, poco después de que una ocasión de gol del Barcelona acabase en amarilla a Ronaldinho por simular una falta en el área.
23/01/04
Nota 17831