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Paolo Maldini ‘el gran capitán’ esta siendo presionado por todos para que regrese a encabeza
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A+ A- Las presiones comienzan a ser insoportables para el "gran capitán" Paolo Maldini: todos quieren que vuelva a la selección para liderar al equipo en la Eurocopa de Portugal.
Lo desea el seleccionador, Giovanni Trapattoni; lo anhelan jugadores de peso en la "azzurra" como Christian Vieri, que le sigue llamando "capitán"; lo reclama la prensa deportiva y, por si faltaran presiones, se añade su presidente, Silvio Berlusconi.
"Prometo que me esforzaré para convencer a Paolo Maldini de que regrese a la Nacional para el Europeo", dijo Berlusconi a un programa de televisión, en una declaración que aumento la expectativa sobre el eventual regreso del defensa central del Milán.
Maldini jugó su último partido con la camiseta nacional el 18 de junio de 2002, una despedida amarga ya que Italia cayó eliminada en octavos de final del Mundial ante la anfitriona Corea del Sur (2-1, con gol de "oro" de Ahn en la prórroga).
El defensa, que ya había anunciado que dejaría la selección al término del Mundial, consideró que su ciclo con la "azzurra" había concluido y que, a sus 33 años (cumplió 34 ocho días después del duelo contra Corea), había llegado la hora de ceder el paso a los más jóvenes para dedicarse exclusivamente al Milán, el único equipo de su carrera, empezada como juvenil en 1983.
Dejó atrás metas que sólo los elegidos pueden alcanzar: el récord de internacionalidad italiano con 126 partidos, en los que anotó siete goles; cuatro Mundiales disputados, con récord de minutos jugados (2.216) en 23 encuentros, sólo dos menos que el alemán Lothar Mattahaeus.
La Italia futbolística lloró su marcha, pero guardó en su corazón la esperanza de que algún día trocaría las lágrimas por las sonrisas de la vuelta.
Alimentaba esa ilusión un hecho incuestionable: Maldini seguía jugando en el Milán como si tuviera 20 años, a un nivel tan alto que hacía preguntarse a los especialistas dónde estaba su límite.
Italia, sin Maldini, logra la clasificación para la Eurocopa de Portugal (13 de junio-4 de julio) y los hinchas comienzan a hacer sus cábalas sobre las posibilidades del equipo.
Sueñan con la revancha del anterior europeo, el de Francia 2000, cuando se perdió la final por 2-1 ante los anfitriones, gracias un gol de "oro" (otra vez) de David Trezeguet. La derrota había sido dramática. Italia se adelantó en el minuto 55 con Marco Delvecchio y acarició el título hasta el 92 cuando Sylvain Wiltord anotó el empate de los campeones mundiales.
Una de las claves de la llegada a la final había sido el tradicional fútbol defensivo italiano, con una barrera que tenía a Toldo, Nesta, Cannavaro y Maldini como pilares.
Cuatro años después, Nesta y Cannavaro acumulan lesiones y los dos suplentes, Legrottaglie y Ferrari, no han ofrecido suficientes garantías. No es de extrañar, por lo tanto, que las miradas se posen en el "gran capitán", nunca como ahora sometido a tantas presiones para que revise la decisión que ratificó en Corea.
La campaña está en marcha. Maldini insiste en que no ha cambiado de idea, que esa decisión depende sólamente de él y que no puede ser condicionada por nadie.
"Si decidiese cambiar de idea desearía ser yo quien se lo comunicase directamente a Trapattoni y no mediante otros medios. Hasta ahora ´Trap´ no me ha dicho nada". Son palabras que denotan cierto hartazgo con este asunto, pero que no convencerán a los medios de parar con las presiones.
De hecho hoy "La Gazzetta dello Sport" se aferra a unas palabras de Maldini -"sé que el grupo me aceptaría sin problemas"- para asegurar que Paolo daría marcha atrás si comprueba que puede ser útil a la selección.
Lo que no quiere Maldini es repetir lo que le pasó a Franco Baresi, otro de los "grandes capitanes" de la "azzurra", que se retiró con 34 años del equipo nacional tras el Mundial 1994 y luego regresó para jugar un solo partido (contra Eslovenia el 7 de septiembre de 1994) y comprobar que el tiempo no pasa en vano.
Mientras resiste las presiones, Maldini sigue disfrutando de "su" Milán, con el que ya ha llegado a un acuerdo para ampliar el contrato de 2005 a 2006. Tendrá entonces 38 años y quién sabe si reservará fuerzas para seguir en activo como su compatriota Amedeo Carboni que ha renovado hasta 2006 con el Valencia, temporada en la que cumplirá 41. Pobres suplentes de estos incombustibles.
26/03/04
Nota 20277