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Mónaco consiguió un triunfo muy importante sobre Chelsea.
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A+ A- Un gol del español Fernando Morientes y otro de Shabani Nonda cuando el Mónaco tenía un hombre menos en el campo, dieron a los del Principado la victoria frente al Chelsea (3-1) en la ida de las semifinales de la Liga de Campeones, lo que da al equipo "francés" una buena opción de alcanzar, por primera vez en su historia, la final de la máxima competición europea.
El delantero español confirmó su plaza de máximo goleador de la competencia continental con su octavo tanto, mientras que Nonda marcó, justo tras ingresar al al campo, su primer gol europeo, tras una larga lesión que le ha mantenido lejos de los terrenos de juego.
La paradoja quiso que marcaran los tres delanteros titulares del Mónaco, Prso, Nonda, máximo goleador de Francia del año pasado, y Morientes, que llegó al Principado y que se ha convertido en el verdadero talismán de los monegascos, que sueñan ya con la final de Gelsenkirchen, Alemania.
La derrota pone también en el disparadero al técnico italiano Claudio Ranieri, ya cuestionado antes de viajar al Principado y que vio como sus hombres dejaban escapar un partido pese a contar con superioridad numérica durante toda la segunda mitad.
El nerviosismo en los equipos repercutió en las defensas en ambas áreas, pero sobre todo en la del club londinense, que ofertó una cierta libertad a los delanteros monegascos.
Los errores de la defensa inglesa se evidenciaron en el minuto 16, en el primer gol monegasco, que llegó tras el saque de una falta por parte de Rothem, que ningún defensa acertó a despejar, por lo que llegó a la cabeza de Prso, quien sólo tuvo que hacer un pequeño giro de cuello para colocar el balón en el arco de Ambrosio.
El efecto del tanto despertó al conjunto inglés, que ajustó sus líneas y trasladó la presión a la zaga monegasca.
Tampoco hicieron prueba de solidez los defensas del Principado cinco minutos más tarde cuando dejaron que tres delanteros rivales que armaran una jugada delante la poertería, que el argentino Crespo terminó convirtiendo en el tanto del empate.
Tras el descanso, mientras Ranieri evidenció que se conformaba con las tablas dando salida al argentino Verón en sustitución de Gronkjar, el Mónaco salió de las duchas decidido a irse a por el encuentro.
Por una agresión de Desailly a Morientes que no vieron ni el árbitro, ni sus auxiliares, acosaron el área londinense y en los primeros compases de la reanudación pudieron marcar Prso y el propio Morientes que vio como el defensa francés le sacaba el balón junto al poste.
El partido se había calentado y Makelele supo sacar provecho cuando exageró un pequeño roce del griego Zikos que se convirtió, a los ojos del árbitro, en una agresión merecedora de dejar a los del Principado con un hombre menos.
Además de la desigualdad numérica, el Mónaco debió afrontar el incremento de la presión londinense, personificado en la salida al campo de Hasselbaink, que obligó a los locales a replegar líneas.
Los locales se basaron en el contraataque, casi siempre en la persona de Giuly, que puso en problemas la defensa londinense pero sin poder anotar.
Hasta que fue Morientes el que culminó de potente disparo un contragolpe que terminó con el balón en la portería de Ambrosio, lo que llenó de esperanzas la grada del estadio Louis II.
Los mil 800 aficionados ingleses no habían terminado de asumir la decepción cuando Nonda, nada más saltar al terreno de juego, dejó cifras definitivas en la pizarra: 3-1.
20/04/04
Nota 21129