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Carnaval para dar un recibimiento de héroes a los jugadores que ganaron el pentacampeonato m
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A+ A- Una multitud impresionante se volcó a las calles de esta ciudad transformada en un gigantesco palco de carnaval para dar un recibimiento de héroes a los jugadores que ganaron el pentacampeonato mundial de fútbol el domingo.
Gran parte del país paró para ver por televisión las imágenes del homenaje a los jugadores.
En Río de Janeiro, a donde el equipo se dirigió al anochecer, se repitieron las escenas de emoción que habían cundido en Brasilia durante gran parte del día.
En Sao Paulo, donde también eran esperados los jugadores en su retorno triunfal al país, era de expectativa el ambiente de las calles por las que la caravana debía pasar entrada la noche.
Tras recorrer jubilosamente durante cinco horas las amplias avenidas centrales de Brasilia, los jugadores llegaron al Palacio de Planalto, donde uno a uno fueron abrazados por el presidente Fernando H. Cardoso.
El capitán Cafú avanzó firme hacia el presidente con la copa de oro en sus brazos y la entregó a Cardoso. Juntos la elevaron jubilosos ante el gentío que colmó la Plaza de los Tres Poderes, donde están la sede del gobierno, el Congreso y al Corte Suprema.
Siguió una multitudinaria entonación del himno nacional mientras Cardoso y los jugadores sostenían la bandera de Brasil.
Cardoso y Cafú volvieron a elevar el trofeo para delirio de la multitud que gritaba "Brasil, Brasil, Brasil!" Luego Cardoso condecoró con la Orden Nacional al Mérito a cada jugador.
Alentados por el entusiasmo que los recibió al llegar al aeropuerto, los jugadores se embarcaron en dos camiones con sistemas musicales. Desde las plataformas de los vehículos cantaron, gritaron, gesticularon y danzaron al ritmo de sambas, "pagodes" (música tradicional) y marchas carnavalescas durante el recorrido por la moderna capital.
La alegría que cundió en el trayecto, a lo largo del cual había unas 300.000 personas según cálculos de la televisión, ganó una nota adicional cuando el delantero Ronaldinho Gaúcho se apoderó de la batería y con furiosa alegría empezó a tocar los tambores.
Inicialmente los jugadores debían embarcarse en camiones del cuerpo de bomberos.
"Nunca ví esto en toda mi vida", dijo Cafú, emocionado por la recepción.
El avión que traía al equipo llegó escoltado por una escuadra de cazas de la
Fuerza Aérea Brasileña , mientras en la ciudad la emoción del recibimiento era acompañada por disparos de fuegos artificiales.
La nave aterrizó a las 09:30 (12:30 GMT) tras haber circunvalado la ciudad durante 15 minutos a manera de presentación ante la multitud que vitoreaba al equipo.
Un grito sonoro de la multitud estalló cuando el avión de la empresa Varig, que llevaba pintadas las cinco estrellas de los cinco campeonatos en el fuselaje, aterrizó en el aeropuerto internacional.
Durante algunos segundos, mientras el avión se dirigía al área de estacionamiento, el entrenador
Luis Felipe Scolari y el capitán Cafú se asomaron por las escotillas de la cabina del piloto y extendieron la bandera de Brasil, aumentando el entusiasmo de la multitud.
La gente volvió a estallar en gritos y aplausos pocos minutos después al ver surgir por la puerta a Cafú, levantando la copa.
Los jugadores, vestidos con el uniforme de camiseta y pantalones color verde descendieron después uno a uno rumbo a la terminal del aeropuerto.
El protocolo fue roto por el enjambre de periodistas de televisión, radio y diarios, que se encontraban a pocos metros del avión.
Ronaldo, el autor de los dos goles contra Alemania que dieron al equipo el pentacampeonato, fue el más procurado por los pedidos de declaraciones y de autógrafos durante la caminata hasta la terminal.
"Estoy feliz y creo que todo el pueblo brasileño está feliz", se le oyó decir.
La banda de la base aérea empezó a tocar un contagiante ritmo de samba y el ruido de fuegos de artificio volvió a atronar el ambiente.
El grupo se dirigió después a los salones de la aduana, para revisión de equipajes.
Pasados los controles, el equipo se embarcó en autobuses que lo llevaría por un recorrido de 11 kilómetros, hasta el Palacio de Planalto, donde aguardaba Cardoso.
En la ciudad fue autorizada la suspensión de actividades para facilitar la bienvenida.
Durante más de media hora su cielo tuvo la presencia de un escuadrón de piruetas aéreas que dibujó en el horizonte con letras de humo la palabra Pentacampeón.
02/07/02
Nota 2131