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Oporto se impone a domicilio al Deportivo, por 1-0 y califica a la final de la Liga de Campe
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A+ A- El Deportivo no pudo completar su página más hermosa en la Liga de Campeones tras perder por la mínima diferencia del Oporto ante su público y quedar fuera de la gran final de Gelsenkirchen, el próximo día 26 de mayo, en la que estará el equipo portugués.
El Oporto se impuso gracias a un penal transformado por el brasileño Derlei, cuya alineación no la esperaba el técnico de Depor, Javier Irureta, a los sesenta minutos de partido, y logró así el pase a la final de la máxima competencia continental por segunda vez en toda su historia.
El Deportivo intentó remontar el choque, Irureta se decidió por arriesgar y sacar a un segundo jugador en punta, pero poco después se quedó con diez jugadores por la expulsión de Naybet, y la hazaña no se produjo esta vez.
Se esperaba un partido abierto por la necesidad de marcar que ambos conjuntos tenían para estar en la final, y los primeros minutos así lo evidenciaron. Además, la lluvia que cayó sobre el estadio de Riazor durante la tarde y en la mayor parte del encuentro contribuyó a que el juego se contagiara de una mayor velocidad y que los dos equipos cometieran más imprecisiones.
A medida que avanzaba el encuentro, los locales empezaron a acechar el área defendida por Vítor Baía. Los jugadores de Irureta se hicieron con la posesión del esférico y desplegaron su mejor futbol. Víctor y Luque estuvieron incisivos en las bandas y Pandiani efectuó un gran desgaste en la punta de ataque, presionando la salida del Oporto y ayudando al juego ofensivo del equipo.
Pero el jugador que estaba llamado a desequilibrar la eliminatoria para el Deportivo estuvo ausente. Valerón apenas apareció en el partido y fue Sergio quien asumió la tarea de mover al conjunto gallego en ataque.
El apagón de Valerón salvó la vida al Oporto a los 36 minutos, cuando el de Arguineguín se quedó solo ante Baía y remató fuera con toda la portería para él. Son errores que no se pueden tener en un encuentro con tanta trascendencia como el que se vivió en Riazor, que a fin de cuentas no era nada más y nada menos que una final para estar en la cita de Gelsenkirchen.
Con todas las opciones intactas para ambos equipos, el partido tomó otro rumbo en el inicio de la segunda mitad. El Oporto salió con más furia que los futbolistas del Depor y pudo adelantarse en el primer minuto de la reanudación, pero el poste derecho de la portería de Molina salvó al Deportivo al rechazar un remate del brasileño Carlos Alberto.
Y en esa lucha de ida y vuelta estaba el partido cuando César derribó a Deco en el área y Collina señaló penal. El público de Riazor tomó aire, Molina vaciló para inquietar a Derlei, y aunque adivinó la trayectoria del balón, su estirada fue inútil.
El gol despertó al Deportivo, y sobre todo a Valerón, quien emprendió la misión de resucitar a sus compañeros para retomar el tren a Gelsenkirchen. Los gallegos empezaron entonces a atacar con ansiedad la meta del Oporto, aunque sin éxito. Pandiani pudo empatar a los 65 minutos, pero remató demasiado cruzado un centro de Romero.
Irureta movió el banquillo para intentar darle la vuelta al marcador e introdujo a Tristán en lugar de Sergio. No obstante, su idea y sus planes se vinieron abajo dos minutos después, cuando Naybet fue expulsado por doble amonestación.
El milagro ya no ocurrió. Remontar la eliminatoria en esas condiciones era quimérico, y el equipo español se quedó sin vida en Europa a las puertas de la gloria.
05/05/04
Nota 21687