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Un solitario inglés en Madrid lucha por recuperar su matrimonio y no fracasar como galáctico
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A+ A- Dicen que David Beckham comenzó a llevar un diario en Madrid, un diario electrónico, porque es un hombre moderno.
Como ustedes saben, mi sistema de correo electrónico tiene un defecto de lo más curioso: recibe comunicaciones no solicitadas. Hoy, como caído del cielo, me ha llegado el texto que reproduzco a continuación, sin firma. Me dicen que puede ser de Beckham, por las cursilerías, pero yo lo dudo. Creo que es de un inglés que se siente solo en Madrid y pretende que es Beckham. Juzguen ustedes.
Estoy tan solo, querido diario, que ni te imaginas.
Quiero pedirte un consejo. Quiero que me digas, sinceramente, si debo irme al Chelsea, como quiere Victoria. El problema es que cambiar al Real Madrid por el Chelsea afectaría mi imagen pública, me pondría a la altura de, bueno, de Makelele.
Makelele es un buen jugador, por supuesto, pero yo soy otra cosa, yo soy un galáctico.
Desde un punto de vista profesional no debería tener ninguna duda, pero hay algo más, querido diario: estoy tan solo, pero tan solo, que a veces me dan ganas de llorar.
Victoria trae a los chicos los fines de semana, justo cuando yo me estoy concentrando en algún partido. La familia y el trabajo se cruzan los fines de semana, te das cuenta.
El problema del Real
El problema con el Real es que su sede está en Madrid. Esto es una verdadera lástima para este club tan respetable. Si estuviese en Londres sería perfecto. Lo genial del Chelsea, en cambio, es su cercanía con algunos de los mejores restaurantes de Londres.
Madrid es una ciudad muy bella, pero no se puede vivir aquí toda una vida: para las vacaciones está bien, pero después de un tiempo uno se da cuenta de que no hay nadie con quien hablar.
No es que sean callados. Lo que ocurre es que hablan español y yo no estoy dispuesto a aprender un idioma extranjero a mi edad: este domingo, 2 de mayo, cumpliré 29 años.
Figo habla inglés, pero Victoria desconfía de su esposa porque es una belleza despampanante. Y comprenderás que yo debo ser discreto, en particular después de todas las habladurías sobre Rebecca. (Sólo tú, querido diario, sabes la verdad sobre esto.)
Solari y los libros
Solari también entiende inglés, pero no es buena compañía porque lee libros y después habla de ellos, como si fuesen películas: el otro día habló y habló de un tal Dorian Gray, que al parecer es un señor que tiene una galería de retratos interactivos. ¡Qué plomo!
El entrenador, Carlos Queiros, habla inglés y me deja jugar en el medio del campo, donde a mí me gusta, pero las cosas nos están saliendo mal.
No hace falta ser un sabio para saber por qué.
Este Real Madrid , el equipo de los galácticos, necesita algunos jugadores vulgares.
Alejandro Dumas
El otro día Solari habló de Alejandro Dumas, por fin un autor que yo conozco. Dijo que la plantilla le hacía recordar a los mosqueteros y sus sirvientes, porque entre todos eran como once, pero a la hora de pelear sólo daban la cara D´Artagnan, Athos, Porthos y Aramis: los otros apenas sabían cocinar y armar el equipaje.
Así que ya me ves: solo, aburrido, lejos de mi familia, en un equipo mal armado y para colmo con una gente ingrata que ya dice que no soy el jugador que necesita el Real Madrid.
De sólo pensar que tengo un contrato hasta el 2007 me dan ganas de llorar.
Me dicen que en este mercado deprimido el único que me puede salvar es Roman Abramovich, que me hace llamar todos los días.
Roman apenas habla inglés, pero su cuenta bancaria es de lo más elocuente que conozco. El hombre me ofrece la oportunidad de volver a Inglaterra, sin perder dinero. Al contrario, con una diferencia que pondría muy contento a mi contador.
Los caminos del éxito
Esto me hace reflexionar sobre los caminos del éxito, querido diario.
Esos chicos latinoamericanos sueñan con Europa porque son pobres y no los conoce nadie, pero cuando yo decidí venir a Madrid ya era rico y famoso.
Vine con la ilusión de jugar en el mejor equipo del siglo. Pensé que me daría placer, pero ahora compruebo que era más feliz cuando jugaba con mis amigos del Manchester.
Y aquí me ves, querido diario. No sé qué hacer. Florentino me pide que espere un año más, porque irme ahora significaría una derrota, tanto para él como para mí.
Allí suena el teléfono de nuevo. Debe ser Peter Kenyon, del Chelsea. Ese sí que habla bien inglés. La palabra dólar le sale con un acento impecable.
Lo que ocurre es que ya no sé si quiero ser feliz o ganar dinero.
07/05/04
Nota 21811