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Junto a ellos, el hermanito menor de Esmeralda, Francisco Javier, quien aún busca una respue
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Juan Santos Carrera .
Junto a ellos, el hermanito menor de Esmeralda, Francisco Javier, un inquieto niño de año y medio de edad, que con los ojos bien abiertos busca una respuesta al dolor que siente, es el dolor de las quemaduras que en su rostro de aprecian, perdió la totalidad de la cabellera, la redondez de su cabecita es matizada por un color café oscuro y manchas de tenue rosado, tampoco tiene orejas, los labios están semidestruidos, la nariz con piel estirada, el también es víctima de la falta de precaución de PEMEX. Es víctima de la furia de la naturaleza que se ensañó con los que menos tienen, que sin ver edades, colores, religiones o partidos políticos, acabó con vidas, con ilusiones, con el futuro de muchas familias.
"Para mi no quiero ni madres, yo lo que pido es para mis nietos"
Apuntó Irene Arcos con el rostro serio, con los ojos chispeantes por la furia, brillosos por las lágrimas que de los más profundo del alma llenaron sus ojos; de frente, con la mirada fija al suelo, con las manos entrelazadas y la cabeza agachada, Guillermo Mejía la escuchó.
Prometió, entregar un predio en la zona centro de la cabecera municipal; material para construir su casa, muebles, y si el cabildo lo aprueba, casi un hecho, una pequeña ayuda mensual, de por vida, de 600 pesos apara los niños, del rubro de menesterosos y que en algo ayudará para el sostenimiento de los menores de edad.
A las dos de la tarde, las campañas repicaron. Llamaron a misa. En el interior de la parroquia de La Balastrera, la misa no se escuchó. El llanto, los gemidos, el olor a flores recién cortadas y las plegarias de personas que dieron gracias a Dios por permanecer con vida, que pidieron fortaleza para continuar con su calvario y por la salud de los seres inocentes que perdieron todo, hasta el futuro, inundaron el ambiente.
Los medios de comunicación dieron cuenta de un acto luctuoso, de la colocación de una corona de flores en honor a los muertos el 5 de junio del 2003; pero hoy, ésta familia vive igual, PEMEX no les da más de 100 pesos al día para la manutención de dos niños que requieren medicamentos, atenciones y cuidados extremos, ellos duermen en una litera que una persona bondadosa les regaló, el dinero escasea, no tienen ropa suficiente, el gasto de pañales, leche, comida, los mantiene preocupados.
Dentro de 365 días será la misma historia aunque con distintos autores secundarios, con nuevas autoridades municipales y estatales, con nuevos directivos de PEMEX y uno que otro reportero de recién ingreso a la profesión, pero con el mismo dolor, angustia e impotencia de una familia que padece en la tierra, de un calvario extenuante.
06/06/04
Nota 23019