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Mantiene agotadas las localidades de gran parte de las 868 salas en donde se exhibe el polém
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A+ A- EEUU .- El polémico documental de Michael Moore sobre los cuatro años de gobierno de George W. Bush se ha visto acompañado del cartel de "no hay localidades" en gran parte de las 868 salas en las que se exhibe en la actualidad.
Lejos de detener a la audiencia, la polémica, su clasificación para mayores de 17 años y los intentos de la derecha de detener sus proyecciones no han hecho más que avivar la curiosidad del público.
Muchos de los espectadores están llevados por sus sentimientos anti-Bush, convertidos en la audiencia perfecta para este documental que les hace reír, aplaudir, abuchear o sumirse en un denso silencio según el momento de la historia reciente que esté tocando.
"Me siento como si antes no hubiera sido capaz de ver la verdad", declaraba una madre emocionada a la salida de una de estas proyecciones en las que nunca se respeta el silencio propio de un cine.
Su hijo, estudiante y eterno enfadado con su madre por su visión republicana de la política, le consiguió una entrada para que fueran juntos a comprobar porqué no debían de confiar en Bush.
No todos los espectadores han salido tan convencidos pero, pro o anti Bush, todos ellos han tenido que pagar su entrada antes de emitir su opinión sobre un documental que hasta el pasado lunes había recaudado la cifra récord de 28,5 millones de dólares.
La fiebre ha sorprendido incluso a dueños de cines como William Vásquez que creían haberlo visto todo.
En un barrio predominantemente hispano y asiático como el de Downey, en Los Angeles, Vásquez había visto florecer su negocio especialmente con películas familiares como "Shrek 2", su último gran éxito.
Pero el pasado viernes la cola esperando para conseguir entradas de "Fahrenheit 9/11" era tan larga que decidió organizar una nueva proyección fuera de horario para dar cabida a esta bonanza.
"Nunca había presenciado nada igual con un documental. Hasta los adolescentes parecen pegados a la pantalla", señaló a la prensa.
Son colas que en ciudades liberales como Nueva York y Los Angeles están avivadas por el fervor político.
En otras zonas más conservadoras en el corazón del país también es imposible conseguir entradas porque el único cine en el que se proyecta la película no da abasto para satisfacer la curiosidad.
La llegada de un nuevo fin de semana, el del patriótico 4 de Julio, significará la batalla entre dos mundos, el escapismo de "Spiderman 2", que se estrenó el miércoles en un total de 4.152 salas, y la fiebre "Fahrenheit" y su pseudo documental.
Para que la lucha sea más ecuánime, "Fahrenheit 9/11" seguirá batiendo récords y su exhibición aumentará posiblemente hasta las 2.000 salas por todo el país para el próximo 9 de julio, un número de pantallas nunca oído para un documental.
Cuanto más amplia es la proyección menos saben qué hacer los enemigos de Moore, que han intentado contraatacar su trabajo con llamamientos al boicot o con el silencio más absoluto.
"Yo no hago crítica de cine", zanjó esta semana la portavoz del Comité Nacional del Partido Republicano sin querer echar más leña a la polémica.
La actitud de grupos de tendencia republicana como
Move America Forward o Citizens United ha sido la contraria, intentando detener por todos los medios este fuego que está consumiendo la popularidad del líder estadounidense.
Los primeros intentaron convencer a las salas de cine para que no exhibieran un documental que tachan de "anti-patriótico".
Los segundos apelan a la normativa electoral para solicitar la retirada de los anuncios de "Fahrenheit 9/11" que utilizan la imagen de Bush, ya que en su opinión desoyen los reglamentos sobre el tiempo en antena de los candidatos a la Presidencia estadounidense.
Moore tiene respuestas para todos y está preparando una nueva campaña publicitaria para su documental, dando en esta ocasión la palabra a los que ya han visto el filme y quieren ofrecer su opinión del porqué de la fiebre "Fahrenheit".
02/07/04
Nota 24115