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La obra llega a las 2 mil 500 representaciones en México; la autora, Eve Ensler, celebra su
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A+ A- México; DF.- Vagina. Ya está, lo he escrito. Vagina, he vuelto a escribirlo. Después de todo, es una palabra que las actrices del montaje original Los monólogos de la vagina , de Eve Ensler, han repetido 34 mil veces en cuatro años.
La dicen 136 veces en cada una de las 2 mil 500 funciones que se cumplen mañana en su versión mexicana. Y la obra comienza precisamente con una invitación al público para que se atreva a pronunciar esta palabra: "La he estado diciendo en teatros, en universidades, en salas de estar, en cafeterías, en cenas, en programas radiofónicos de todo el país. La diría en televisión si alguien me dejara hacerlo", dicen al iniciar la obra.
El montaje fue censurado en febrero de este año en las ciudades de Shangai y Pekín, por considerar que su lenguaje era ofensivo.
Ensler se defendió explicando que "no hay nada sucio en ninguna parte de nuestro cuerpo".
En defensa del texto debería bastar también con la propia introducción: "La digo 136 veces cada noche que interpreto mi obra, basada en entrevistas realizadas a un grupo variopinto de más de 200 mujeres que hablan sobre sus vaginas".
Así empezó
La historia de Los monólogos de... comenzó una tarde en la que Eve Ensler fue a entrevistar a una amiga.
El tema propuesto era la menopausia, pero la conversación derivó, irremediablemente, en la vagina. Tras varias horas, ambas llegaron a la misma conclusión: "Muchas mujeres no tienen conocimiento de su propio cuerpo; algo tenemos que hacer".
Es una afirmación que, incluso, aceptan algunas de las actrices mexicanas que han estado en el montaje.
Un día antes de su debut, Consuelo Duval declaró: "Decir la palabra vagina me costó mucho. En la sociedad mexicana el tema de la sexualidad no se puede abordar de manera cotidiana.
"Aunque me veo muy relajienta, nunca me han visto exhibiéndome o hablando de mi sexualidad, porque yo siempre creí que era algo muy mío".
Las entrevistas
Después de aquel primer encuentro con su amiga, Ensler entrevistó a 200 mujeres de todas las edades, nacionalidades y condiciones sociales.
"Platiqué con mujeres que han tenido experiencias maravillosas con hombres y con mujeres, así como también a muchas que han sufrido mucho en el acto sexual".
Con base en estas entrevistas, la dramaturga escribió 17 monólogos que funcionaban como arquetipos de la mujer actual y la relación con... su vagina.
Cuando el público finalmente se atreve a pronunciar esta palabra al comienzo de la función, se establece cierta complicidad con las actrices que permite la mención de la vagina sin morbo.
Y también admite la actuación de algunos orgasmos. En números fríos, la temporada en México de esta obra ha reproducido 55 mil orgasmos; aunque el director Jaime Matarredona considera pertinente una aclaración en este punto.
"En cada función hay 22 orgasmos, ahora que si son fingidos o reales, ya es cosas de cada quien".
Obra social
El 14 de febrero de 2004 se celebró en Ciudad Juárez el Día V. A invitación expresa de Eve Ensler, se reunieron actrices, escritoras y periodistas que exigieron "el esclarecimiento de los casi 400 asesinatos de mujeres en Juárez".
El apoyo a causas en favor de las mujeres ha sido sello distintivo de este montaje y su autora en todos los países donde se presenta.
En 1999, cuando la obra obtuvo el Premio Guggenheim de Teatro, Ensler destinó el dinero para apoyar a organizaciones no gubernamentales que trabajan contra la violencia hacia las mujeres y niñas.
De hecho, el Día V (Día de la Vagina) se instauró a instancia de la propia autora y se celebra en varios países en diferentes fechas, pero con un propósito común: "Erradicar la violencia contra mujeres".
Además, en México se han dado funciones de recaudación en apoyo a Casa Amiga A.C., que ayuda a las mujeres de las maquiladoras de Ciudad Juárez. Y en mayo de 2001 Los monólogos... se sumó a la campaña "16 días de activismo por una vida sin violencia contra las mujeres", en conjunto con Casa Amiga A.C., Elige A.C. y Ser Humano A.C.
Y en el origen de todo está la vagina. Es algo que Eve Ensler repite cada vez que puede: "Sólo me preocupa que traten con dignidad a las mujeres y a las vaginas. Esa preocupación se convirtió en el impulso para trazar el boceto de la obra.
Porque la misma Eve sufrió el abuso sexual y maltrato físico de su padre. Pero de su infancia no habla mucho para evitar que se le trate como "una víctima".
Por eso también dice que la obra es representativa y que en la gira mundial se ha seguido encontrando con mujeres que le plantean los abusos de que son objeto.
Para la autora y actrices, esa es la razón para seguir parándose frente al micrófono y comenzar el monólogo: "Vagina. Ya está, lo he dicho. Vagina, he vuelto a decirlo. He estado diciendo esa palabra una y otra vez durante los últimos tres años...".
14/10/04
Nota 28307