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A pesar de haber aparecido en "Espanglish".
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A+ A- Ciudad de México.- A pesar de estar muy contenta con el papel que realizó en Espanglish, a Cecilia Suárez no le llama la atención seguir trabajando en Hollywood, ya que no comulga con la idea de "hacer películas como su fueran pizzas".
"Es delicado, porque Hollywood y lo que representan no es algo en lo que yo crea o me entusiasme. Hacer películas para promover el imperio no es algo que me llame la atención. Hay que buscar no caer en eso.
"Y aunque Spanglish es una película que viene de la gran máquina de hacer cine, trabajar con Jim (James L. Brooks, el director) es como un paréntesis, porque cuenta historias que le vienen del corazón y que son pertinentes en cuanto a la crítica a su propia cultura", comenta la actriz en entrevista a esmas.com.
Pero ahora que estuviste ahí, ¿qué te dejó esa gran industria, ese monstruo que es Hollywood?
Sí, es un gran monstruo, tan es así que nuestra cinematografía está en parte aplastada por él. Lo que me dejó es aprender otra dinámica de trabajo, el placer de trabajar con un director y actores a los que les apasiona su trabajo.
"Pero más allá de eso, siento que el paso a Hollywood es más bien como una fantasía que te vende el mismo imperio. Es hacer cine como hacer pizzas, hay que ponerse a excavar para encontrar buenas películas. Sí hay buenas, pero la masa que se produce allá, no es algo que me entusiasme.
¿Cómo llegaste a esta película?
Por casting. Mi agente me metió al casting, le gusté a la producción, me dieron una cita con Jim, una prueba de cámara y quedó amarrado todo.
¿Aconsejaste a Paz Vega en algo, para que fuera una buena "mexicana"?
No mucho, más bien fue bastante espontáneo. Lo que más me preguntaba eran algunos modismos. Pero creo que ella lo integró de manera bastante natural.
Cuéntanos sobre la escena en la que te golpeas contra el vidrio…
Fue bien divertida. Yo tenía algo de pendiente porque finalmente es estrellarte con un vidrio. Pero ese día llegué al set y se presentó conmigo un tipo que me dijo que era el coordinador de dobles y que me iba a enseñar a estrellarme contra el vidrio. Estuvimos como media hora aprendiendo donde había que aplicar la fuerza del golpe para que se viera real.
"Lo malo es que después de hacerlo varias veces, el cuello empezó a dolerme. Lo bueno es que no fueron tantas, habrán sido unas ocho, pero las últimas ya me dolía, porque había que jalar el cuello para hacer la finta de que me golpeaba. Pero me apapacharon mucho.
04/02/05
Nota 32618