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Usted Dirá...
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Roberto Valerde GarcíaCuando anduvo en campaña estrechaba la mano de la gente, besaba a los niños, a las mujeres, abrazaba a los ancianos, prometió obras, empleos, desarrollo, pura falsedad. Era obvio, necesitaba el voto de la gente para ganar las elecciones del pasado 5 de septiembre pero una vez que llegó al poder se ha olvidado de muchos, de la mayoría de sus compromisos y de sus promesas. Han pasado varios meses desde que rindió protesta como mandatario y poco o nada ha hecho por su pueblo bajo el argumento de que no hay dinero, aunque dicen las malas lenguas que él mismo le ha dado instrucciones a quien le maneja las finanzas para que los recursos fluyan solamente conforme a sus designios. Por parte de la oposición ya hay serias sospechas de malos manejos y exigen cuentas claras, aunque por ser la máxima autoridad él se siente intocable. Así, con acciones de soberbia, sin cumplir sus promesas y con un manejo poco transparente de las finazas y aparentes dispendios entre sus más cercanos,
Francisco Portilla Bonilla , el alcalde de Córdoba puede -al término de su mandato- devolverle el gobierno de tan importante municipio a la oposición. Desde que la pésima administración del tristemente célebre
Enrique Bustos Bertheau le abrió las puertas del Palacio Municipal de Córdoba a los panistas (
Tomás Ríos Bernal , Armando Croda de la Vequia, Hugo Fernández Bernal) pasó una década antes de que un priísta volviera a gobernar la ciudad de los Treinta Caballeros, importante polo de desarrollo económico de Veracruz y del sureste del país.
Y es que como Córdoba maneja uno de los presupuestos municipales más atractivos de Veracruz y se dice que el manejo que de los dineros está haciendo la tesorera,
Eugenia Castillo Blasco , los primeros en respingar fueron los regidores quinto y sexto de la comuna cordobesa,
Rogelio Gutiérrez Carvajal y
Leonardo Palma Ameca , respectivamente, quienes aseguran que no hay obras importantes en Córdoba, pero en el primer cuatrimestre de este año se ha gastado más que en el mismo periodo del año anterior, cuando todavía gobernaba el PAN.
Lo delicado del asunto es que la contadora Castillo Blasco, lejos de buscar soluciones o de proponerse transparentar su desempeño como tesorera municipal, le pone limón a las heridas al asegurar que no dará explicaciones porque no quiere caer en un juego de dimes y diretes...ahhhh, pero eso sí, afirma que los "ingresos que ingresan (sic) al ayuntamiento se utilizan perfectamente".
Seguro que dentro de ese buen uso estará considerando los frecuentes viajes que realiza con el alcalde a la ciudad de Xalapa donde muy a menudo se les ha visto muy juntos, tanto que hay quienes llegaron a pensar que la dama que acompaña al munícipe es su esposa, Leticia Gasca de Portilla, a quien el exceso de trabajo en el DIF municipal no le permite acompañar a Paco en sus viajes a la Atenas veracruzana.
Se sabe que el ex Procurador del estado está en el buen ánimo del gobernador Fidel Herrera, quien tendría importantes proyectos políticos para él y por ello sano sería que ponga toda la carne al asador y no olvide aquel refrán que reza: "el que anda mal, mal acaba", que conste.
La SSA, olla de presión
A propósito de mi comentario sobre las irregularidades que ocurren en el Centro Estatal de Cancerología "Miguel Dorantes Mesa", he recibido muchas llamadas y correos electrónicos de propios y extraños de la Secretaría de Salud y me dicen que lo que yo expuse, es nada comparado con lo que en realidad hay de fondo respecto al manejo de los recursos en esa dependencia e incluso me celebran el haber emplazado a la contralora general del Estado, Susana Torres, para que revise lo que está ocurriendo en la dependencia de
Jon Rementería Sempé . Una cosa es cierta, en la Secretaría de Salud las cosas no marchan bien y así lo demuestran las protestas de los médicos del Hospital General de Veracruz que se quejan de la carencia del material médico básico para realizar su trabajo; los señalamientos en contra del subdirector de servicios generales,
Jorge Enríquez Pérez , quien estaría asignando contratos de forma directa y el súbito aumento en los precios de tratamientos oncológicos con el consecuente malestar que esto ha provocado entre los pacientes. Por lo que se puede entender, Jon, ya no siente lo duro sino lo tupido.
30/06/05
Nota 36216