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Pasillos del Poder
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César Augusto Vázquez Chagoya"¡Está muy grave mi papá por un derrame cerebral y nos lo llevamos a Veracruz al hospital general Ruiz Cortínez!", decía al otro lado de la línea Juan Carlos, hijo de
Juan Landa Stein , a las 20 horas del jueves 4 de agosto.
La sorpresa de la noticia a veces a los humanos nos inmoviliza y fue hasta la 3 de la mañana del viernes 5 de agosto, cuando al volver a preguntar por la salud del enfermo, se reaccionó con la movilización hacia el puerto, pasando antes por la madre de Juan, doña Sirenia, a Totutla, a quien por las prisas y por no saberse la gravedad de lo que se venía, no se le había podido trasladar.
A las 11 de la mañana de ese viernes se le decretó muerte cerebral. Ya todo era cosa de esperar y el desenlace vino a las 11 horas del sábado 6 de agosto. Así como nació, vivió y se fue.
Tal vez para fuera de la región de Huatusco, no diga mucho el nombre de
Juan Landa Stein . No fue cliente asiduo de las páginas de los periódicos, pero fue un político que nació el 3 de julio de 1949 en Totutla, Veracruz, siendo hijo de
Juan Landa Gonzalez , originario de Las Vigas de Ramírez, fuerte cafeticultor y comerciante en su época; y de
Sirenia Stein Vera , nacida en la comunidad de El Mirador, donde el Emperador Maximiliano instalara la primera Secretaría de Agricultura del país cuando visitó Huatusco y se trajera a ciudadanos alemanes (considerados en esa época los mejores agricultores) y de esa inmigración vinieron los abuelos de doña Sirenia.
Juan Landa Stein fue en su momento el alcalde más joven del país (73-76) aprovechando la circunstancia de dar entrada a la política oficial a la juventud por parte del presidente
Luis Echeverría Álvarez . El caso es que Landa Stein se convirtió en presidente municipal sin estar casado y en una época donde para hacer obra pública se tenía que pedir todo al Gobierno del Estado y le tocó tratar con los gobernadores
Rafael Murillo Vidal y
Rafael Hernandez Ochoa .
Para relevarlo en el cargo en 1976, las aguas se agitaron porque el PRI postuló a don Francisco Torres, reconocido "mata curas", y ya sabrán que el sacerdote de la iglesia católica del lugar, Francisco Hernández, de la parroquia de San Santiago, desde la época de Rafael Guizar y Valencia, no se la perdonaba.
En esa época la oposición se daba en los municipios a través del
Partido Popular Socialista , quienes eran apoyados por don Panchito, como se le llamaba al querido cura originario de Cosamaloapan. En esa época, doña Sirenia, católica de cepa, luchaba por estar con las convicciones de su hijo, quien apoyaba a su partido, y por otra, estaban las palabras de su guía espiritual. Ella, esa mujer, con su devoción, reconcilió al sacerdote con el anticristero, al decirle al candidato del tricolor: "Mira, Pancho Torres, algún día te vas a morir y en tu lecho de gravedad te vas a reconciliar con Dios y para qué te esperas para entonces. Reconcíliate con la iglesia. El domingo próximo el padre va a ofrecer una misa en la congregación de Tlapala y ahí le falta cemento y una cruz grande al templo que se está construyendo; llévasela tu personalmente, para que vea que te quieres componer o por lo menos que lo respetas y no te vas a meter con él si llegas a ser presidente municipal". Ese domingo, Pancho Torres hasta se persignó. En cambio, el padre, no se volvió a meter con él y en las misas invitaba a la feligresía a salir a votar por el candidato de su preferencia, pero que se acordaran que a los pies de la virgen de Guadalupe estaban los colores de la patria.
Juan Landa Stein , entregando el cargo a don Francisco Torres en 1976, no volvió aspirar a ningún cargo público, dedicándose como su padre al negocio del café y de la caña. Vivía en el paso de la carretera Xalapa-Huatusco, lo que le permitía enterarse de todo y saludar a todos los de la comarca. El 26 de enero de 1978 falleció su padre, quedándose Juan al frente de los negocios a sus 29 años de edad. Siempre estuvo enamorado de una agraciada jovencita de Huatusco, Hilda Debernardi de la Vequia, con quien no se podía casar porque estudiaba en Córdoba, pero como a todos les llega, también tuvo su batalla de Puebla y se casó con Hilda el 5 de mayo de 1979 de donde nacen dos hijos varones: Juan Carlos, licenciado en Administración de Empresas y actual gerente de una negociación de muebles para oficinas y de transporte; y Francisco Javier, quien entra este año a la carrera de Sistemas Computacionales en el Tecnológico del Puerto de Veracruz.
La virtud de Juan Landa no es el hecho que a pesar de que era un político nato no volviera a buscar un cargo público, sino que acrecentó sus relaciones (sólo por presumir quienes eran sus amigos) pero como era tan orgulloso, no les pedía nada ni para él o para los suyos. En cambio, políticos, empresarios, jornaleros, vendedores, doctores, etc., pasaban a saludarlo a su domicilio que siempre estaba abierto para todos. Muchos se quedaban a dormir, comían o mínimo se echaban un café para el camino. Así fue por más de 30 años. Muchos políticos le preguntaban cómo andaban las cosas en esa región donde ha avanzado mucho el PAN y Juan daba su opinión desinteresada. Muchas veces le hablaban para que grupos que se disputaban tierras llegaran a un acuerdo. Fue un sembrador de buena voluntad.
Juan Landa Stein fue producto de una cultura de abrirle las puertas a los amigos y a los fuereños. Sucede lo mismo en todos los pueblos cercanos a Huatusco: son amables, respetuosos y saludan como si lo conocieran a uno de toda la vida. Costumbristas, apegados a sus tradiciones (donde muchos no perdieron el piso ni cuando el boom cafetalero); unido de por vida con Hilda Debernardi, la casa del matrimonio potenció la hospitalidad. Ella, descendientes de la inmigración italiana ordenada por el presidente Manuel Gonzalez, hija de
Juan Debernardi Tres , caficultor, granjero y cañero; y de doña Iris de la Vequia Cessa, comercializadora del café que produce su esposo. Hilda es la mayor de cinco hermanos: Héctor, Alfredo, Javier y Maria Isabel. Familia muy unida, que sentían el dolor de doña Hilda como propio, y envolvieron con todos sus corazones a su familiar, a los nietos y sobrinos, así como a la familia de Juan en este trance doloroso.
A Landa Stein se le enterró a las 16 horas del 7 de agosto en el panteón municipal de Totutla. Entre los que pudieron llegar de afuera había un factor común: tanta gentileza y cortesía a sus amigos: lo menos que se podía es acompañarlo. Se nos invitó a su mesa y a sus fiestas, teníamos que estar en su velorio y entierro. Uno de los que quería estar presente era el presidente del PRI Estatal,
Edel Álvarez Peña , pero estaba en el Uxpanapa, cerca con la frontera con Chiapas. El doctor
Rubén Velázquez Mora , de Perote, quien vive en Tabasco, llegó horas antes del entierro.
Así, de varias partes de la republica se apersonaron. El diputado federal Ursino Méndez, y el local Ramiro de la Vequia estaban presentes, así como otros connotados políticos de la región.
A Juan Landa también le sobrevive su mamá, doña Sirenia, con 86 años de edad, quien ya enterró a su esposo y el 26 de diciembre del 2002 a su hijo Rugiro, quedándose con su hija Odilia. Don
Juan Landa Gonzalez tuvo otros hijos: Esperanza, Rafael y Juana Landa Castillo, pero ya murió el segundo.
Que descanse en paz
Juan Landa Stein . Fue un político singular. Sólo hay que estar vivo para morir.
08/08/05
Nota 37136