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La actitud Humana.
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A+ A- Por: Guillermo H. Zúñiga Martínez
La semana pasada una noticia-imagen me conmovió. Es probable que usted la haya registrado debido a la profundidad y poder de penetración que han cobrado, en nuestra vida cotidiana, los medios electrónicos de comunicación.
Su actitud como ser humano excepcional la tengo grabada en mi memoria… también su nombre: se trata de una niña de 10 años de edad, generosa, participativa, alegre, quien llevada por sentimientos de solidaridad, se incorpora al ejército ciudadano para repartir víveres entre los damnificados. Cuando le preguntan por qué está realizando esas tareas, simplemente contesta - "Es que quiero ayudar a los que sufren"; al interrogarla sobre si sus padres estaban enterados, ella expresó: "No".
Me estoy refiriendo a las realidades adversas a Cancún, pueblo avasallado por las fuerzas incontrolables de la naturaleza; dejó de ser el paraíso deslumbrante de siempre, para convertirse, por breve tiempo, semanas tal vez, en lugar inhabitable, inseguro, poblado de pánico, miedo y desesperación, pero poco a poco y gracias a la entereza de quienes lo habitan, camina velozmente hacia el rescate de su belleza y comodidad. Esta vez, como en otras épocas de infortunio, los mexicanos demuestran organización y reciedumbre para sobreponerse y superar las desventuras.
Sería recomendable que el ejemplo de la niña Erika, se transmitiera permanentemente hasta colocarlo como arquetipo de comportamiento en momentos de dolor y necesidad extremos. La niña de 10 años esparce una lección ética que deberíamos abrevar como símbolo de convivencia y unión entre nosotros, por que lamentablemente la colectividad evoca reiteradamente otras conductas sumamente criticables que conllevan a imaginar el vacío de conciencia hacia nuestros paisanos.
A usted y a mí, seguramente, nos asalta la figura publicada del gobernador
Fidel Herrera Beltrán cuando descalzo transita por las calles lodosas de Álamo para confundirse con el pueblo a fin de llevarle identificación y la ayuda posible que se puede otorgar para resarcir los daños causados por meteoros en territorio veracruzano, disposición bizarra que contrasta radicalmente con la del titular del Poder Ejecutivo anterior,
Miguel Alemán Velasco , quien declaró a nivel nacional que: "No soy bombero" cuando los pequeños comerciantes del puerto le pedían a gritos su ayuda, no de su peculio sino de los impuestos que pagamos para que sirvan en los momentos más oportunos de penuria colectiva.
Es cuestión de formación, de vivencias y de sentir, algunas veces en carne propia necesidades y pobreza. Los políticos deberían tener esos fogueos para poder decir: "Nada de lo humano me es ajeno" y estoy dispuesto a servir con integridad y patriotismo a mis semejantes.
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28/10/05
Nota 39115