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Política Analítica.
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A+ A- EQUIDAD DE GÉNERO: ASIGNATURA PENDIENTE
Por:
Juan Fernando Perdomo BuenoFrancoise Sagan, la libertaria escritora francesa que en 1954 sorprendió al mundo con su visión de una nueva mujer, capaz de comprenderse a sí misma como una voluntad propia y con base en ello tomar su propias decisiones, solía decir que la felicidad consiste en gozar de buena salud, en dormir sin miedo y despertarse sin angustia.
Esta concepción tan simple de la vida es una meta difícil de alcanzar para millones de mujeres que sufren desde los más altos índices de pobreza, y por ende de mala salud, hasta la violencia que en algunos casos adquiere proporciones de enfermedad social como ocurre con la violencia contra las mujeres en Ciudad Juárez. Y peor aún, la mujer maltratada y vejada en su propio hogar que a su propia debilidad debe sumar la poca fortaleza de las instituciones que debieran protegerla.
Tristemente lo anterior es una consecuencia de la discriminación que el género femenino ha debido soportar. ¿Quién no conoce la historia de alguna mujer que por su condición no haya sufrido alguna acción discriminatoria en su propia casa, en la escuela, o en el trabajo?
El futuro del país depende en buena medida de que podamos resolver este problema que lastima la esencia misma de nuestra sociedad.
Independientemente de nuestras creencias, partido o condición, debemos de compartir el credo de la libertad, la igualdad y la equidad como valores fundamentales de la convivencia, por ello, tenemos que comprometer a nuestros legisladores a impulsar políticas que permitan que todos los mexicanos y mexicanas cuenten con las mismas oportunidades.
No es posible hablar de democracia, desarrollo y justicia, en tanto la mitad de la población continúe marginada de las oportunidades que le permitan su integración plena en los procesos de la vida nacional. No existe argumento válido para justificar los niveles de discriminación a que todavía está sujeta la mujer mexicana".
Muchos de los rezagos sociopolíticos y socioeconómicos que México padece, se deben a la tardía incorporación de las mujeres a la mayoría de los avances políticos, económicos y culturales que obtuvimos a partir de la consumación de la independencia.
A pesar de que las mujeres han sido piedra angular determinante de nuestras luchas sociales, hasta la fecha son quienes padecen en mayor grado, en pleno siglo XXI, el analfabetismo, flagelo social y rezago educativo que no hemos sido capaces de abatir.
El día internacional de la mujer, que celebramos hoy, debiera servirnos para reflexionar sobre los pendientes que tenemos como sociedad en el tema de la equidad de género.
Un aspecto central es considerar que la equidad de género no sólo debe estar expresada en la legislación, sino que las leyes deben tener los instrumentos necesarios para su ejercicio, diseñando mecanismos claros que garanticen la efectiva equidad de género en la realidad cotidiana de las trabajadoras y la eliminación de todas las formas de discriminación. Por ello es importante incorporar acciones afirmativas, es decir medidas temporales que generen condiciones de equidad, mientras se alcanza la igualdad en el ejercicio de los derechos laborales.
Desde el ámbito legislativo, es necesario reconocer, tenemos como tarea pendiente garantizar que todas ellas accedan a una ciudadanía plena. Tal ciudadanía no se limita a la emisión del voto, ni siquiera a la posibilidad de que tengan pleno respeto a su derecho a ser votadas, como hemos atestiguado en casos recientes.
La ciudadanía plena la tenemos que entender como el respeto a la ciudadanía civil que implica la igualdad ante la ley. Esto es, aceptar que las diferencias biológicas o psicológicas entre hombre y mujer no tienen por qué darse en desigualdades de tipo económico, social o político.
Garantizar la ciudadanía plena de la mujer exige fortalecer su acceso igualitario a las oportunidades de desarrollo en esos campos. Tal vez aquí se centran los mayores desafíos por superar, ya que deben emprender acciones específicas, la cuales les garanticen su acceso pleno a los servicios de salud, educación, empleo; es decir, equidad en el ejercicio de sus derechos sociales. Igualdad de derecho más igualdad de hecho, atendiendo a las especificidades de género.
Tomemos el caso de la salud, en la que las mujeres requieren atención a sus muy particulares afecciones, de manera que se reduzca la mortandad de mujeres a causa de tales enfermedades. Así como educación especializada para la prevención. O tomemos el caso de la educación, donde de cada tres analfabetos dos son mujeres y para ellas existen condiciones mas difíciles para acceder a matriculas de mayor nivel. Y si hablamos del ámbito laboral todavía encontramos que las mujeres suelen estar en puestos inferiores a su capacidad o percibiendo salarios más bajos por trabajos iguales desempeñados por hombres.
Se reconoce que las mujeres se han incorporado crecientemente al trabajo formal y aun a la economía informal, pero lo han hecho en una situación de desventaja y perpetuando a doble jornada que significa el cuidado del hogar. Tal desventaja debe corregirse, mejorando sus condiciones de vida laboral y erradicando en el hogar uno de los problemas que les aquejan, la violencia intrafamiliar.
La ciudadanía plena también requiere que la mujer consolide su acceso al proceso de toma de decisiones políticas, con puestos de alta responsabilidad en la administración pública de todos los órdenes de gobierno y en puestos de elección popular. Un ejemplo de lo que digo lo he visto en la cámara de diputados, donde el trabajo dinámico de mis compañeras legisladoras, merece que cada vez haya más mujeres como representantes populares, pues su visión contribuye a dar una verdadera dimensión de género a nuestro trabajo legislativo.
En suma, las necesarias políticas conocidas como de acción afirmativa; es decir aquellas que buscan compensar evidentes desigualdades, deben dar paso a una política de estado que garantice la equidad de género como un pilar fundamental del México del nuevo siglo.
Queremos un México en donde
Sor Juana Inés de la Cruz, Frida Khalo, Rosario Castellanos, no sean excepciones destacadas en un país donde la mujer ha sido tradicionalmente marginada; deseamos fervientemente que cada mujer mexicana encuentre los espacios para su propia realización; que tenga la corresponsabilidad de su pareja; la protección del estado y la garantía para el ejercicio de sus derechos políticos; ciudadanos y laborales. Un pas donde la equidad entre hombres y mujeres sea una realidad.
Y las propias mujeres tienen mucho que ver en esto pues son quienes han alcanzado muchos logros. Sé que todas son un particular ejemplo de lucha constante, por ello mi sincera admiración y respeto.
Felicidades por hoy y siempre y, aunque deba reconocer que todavía hay mucho por hacer, vamos avanzando.
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Juan Fernando Perdomo es egresado del TEC DE MONTERREY
Servidor público, empresario y político (jperdomo@infosel.net.mx )
06/03/06
Nota 42187