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* Es un mal que padecen dos de cada diez adultos mayores.
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A+ A- Por: Edgar Gómez.
Dos de cada diez adultos mayores de 60 años de edad, y dos de cada cien entre la población en general, padecen de Mal de Parkinson, enfermedad cuyos efectos (temblores, parálisis y rigidez de extremidades), se reducen con la implantación de un marcapasos cerebral, especialmente si el afectado es intervenido antes de los 40 años de edad, lo cual le permite mejorar su calidad de vida e, incluso, integrarse a su trabajo.
Este marcapaso es un neuromodulador que emite impulsos eléctricos que estimulan o inhiben ciertas zonas del cerebro. Así, por ejemplo, se reduce el temblor (movimiento rápidos, cíclicos y rítmicos, ya sea en dedos, manos o pies) o se estimulan los movimientos musculares, o bien disminuye la rigidez de las extremidades, señaló el jefe del Servicio de Neurocirugía del Hospital de Especialidades del
Centro Médico Nacional "Siglo XXI" del IMSS,
Gerardo Guinto Balanzar .
Explicó que es un mal neurodegenerativo propio del envejecimiento, aunque también hay Enfermedad de Parkinson Juvenil. Como en toda enfermedad neurológica, añadió, el inicio a tiempo del tratamiento es fundamental.
Se caracteriza por afectar al sistema nervioso central, y específicamente altera los centros de control de los movimientos, las neuronas dopaminérgicas (las de los núcleos del cerebro), debido a la degeneración, lesión o muerte de las células nerviosas del cerebro.
Comienza con dificultad para el movimiento de un brazo, de una pierna, y después de diez o quince años los signos se hacen más evidentes, inician los temblores, la rigidez o en definitiva la inmovilidad.
Por su parte, el neurocirujano
Ramiro Antonio Pérez de la Torre, explicó que a través de una cirugía estereotáctica, de mínima invasión, con apoyo de un sistema computarizado e imágenes de resonancia magnética o tomografía, se determina con precisión, con base en coordenadas cartesianas, la región del cerebro donde se debe colocar el neuromodulador que es un electrodo con cuatro puntas y un cable que va hasta la batería , en la parte profunda del encéfalo.
Para ello, se introduce un electrodo al cerebro en la zona detectada, dependiendo de lo que se quiere modular o controlar. Si en el paciente domina la rigidez, se coloca en el globo pálido; si tiene temblor, en una parte del tálamo; y si combina lentitud de movimiento, rigidez y temblor, en el núcleo subtalámico.
La ventaja de la colocación del neuromodulador, en relación a otro tipo de cirugías, es que esta terapia es reversible, pues se puede apagar o prender el aparato de acuerdo a las condiciones o mejoría del paciente.
El doctor
Luis García Muñoz , también adscrito a este Servicio y experto en el manejo de estos pacientes, indicó que la cirugía se hace con anestesia local, a fin de que el enfermo coopere y ayude a determinar la zona precisa en donde se colocará el electrodo, al mover la mano o el pie afectado, de tal manera que se confirma anatómica y funcionalmente la parte indicada para implantar el aparato.
Para la colocación del marcapasos, cuyos resultados son excelentes; se cuenta con personal altamente calificado y equipo de vanguardia. En promedio se implantan 40 marcapasos por año.
Aclaró que los pacientes de Parkinson son sometidos a un protocolo de estudio que ayudará a determinar si es o no candidato a este procedimiento.
El doctor García Muñoz indicó que la neuromodulación que se logra con la colocación del marcapasos es sólo parte del tratamiento, pues el paciente debe continuar con medicamentos, generalmente a dosis más bajas y con sus terapias de rehabilitación física para lograr una buena condición en la movilidad de sus músculos.
04/04/06
Nota 42940