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Columna sin nombre.
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A+ A- Pablo Jair OrtegaRespeto y burla al estilo EE.UU.
Vaya que el movimiento de inmigrantes hispanos en los Estados Unidos ha cobrado una dimensión inesperada para muchos. La organización ha sido exitosa y así se pueden ver en las contundentes manifestaciones sociales que se han realizado en las principales ciudades de la unión americana.
Todavía, como una manera de seguir presionando (ya está confirmado un boicot en contra de las principales empresas norteamericanas), cantantes latinos y un estadounidense grabaron una versión en español del himno nacional de ese país, lo que ocasionó la inmediata reacción del presidente George W. Bush, quien rechazó la traducción y expresó que solamente puede cantarse en inglés, porque es el idioma oficial de los Estados Unidos.
La defensa de Bush ante el himno, a diferencia del respeto que en México se guarda a los símbolos patrios (bandera, himno, escudo), se contradice cuando el mismo pueblo americano se ha encargado casi desde siempre a pisotear a sus insignias nacionales, como sucede muchas veces en las películas, canciones, juguetes y todo aquello que importan de su cultura indiscriminadamente.
Se recuerdan por ejemplo la portada del disco "Amorica" del grupo de rock
The Black Crowes , que muestra un diminuto bikini de la bandera de los Estados Unidos cubriendo el área pública de una mujer. De igual manera, el afiche de la película "The People Vs. Larry Flynt", donde narra la biografía del magnate de la pornografía estadounidense, y donde se aprecia al actor Woody Harrelson usando a la bandera americana como un pañal.
No por nada existen los famosos GI-Joe, aquellos juguetes que tuvieron un alto impacto hace como una década, en el marco de la propaganda bélica de la famosa Operación Tormenta del Desierto y otras tantas guerras donde siempre se enaltece el poderío militar estadounidense. En dichas figuras de acción, se aprecian calcomanías de la bandera por todos lados.
Tan poca importancia le dan a su propio lábaro patrio, que promocionan con gusto mercantil películas nefastas como "The Dukes of Hazzard", donde todo el tiempo puede verse la bandera de los confederados (los que perdieron la guerra civil norteamericana) sobre el toldo del vehículo bautizado como "General Lee". O transmiten caricaturas como los Looney Toones, donde se satiriza al águila calva, el ave oficial de vecino país del norte, como un pájaro estúpidamente patriota y sin plumas en la cabeza.
Y así hay cientos de ejemplos donde la bandera norteamericana puede verse en calzoncillos, bikinis, carteles, calcetines, sombrillas, videos musicales donde se alteran los colores, etc. La lista es extensa, propia del criterio abierto de los ciudadanos americanos.
No es que sea uno conservador, simplemente se cuestiona con qué calidad moral la Casa Blanca rechaza la versión en español del himno estadounidense, si siempre han apoyado la causa del libre flujo de ideas, afectándose incluso a los símbolos patrios de esa nación.
Solo para comparar la educación cívica, en México está el caso del poeta campechano Sergio Witz:
"La Secretaria de Gobernación llamó a comparecer al literato Sergio Witz, escritor catalogado dentro de la "poesía maldita" quien publicó "La patria entre mierda". Se le dictó un ´auto de sujeción a un proceso´, con base en el artículo 191 del
Código Penal Federal , relativo al ultraje a las insignias nacionales". (La Jornada, octubre 6 del 2002)
La historia de Witz comienza cuando miembros de una asociación civil, encabezados por
Abel Santacruz Menchaca , hijo de un militar, denunciaron al campechano al considerar que la publicación de ese poema atentaba "contra nuestra identidad como mexicanos". El poeta presentó un amparo, escudándose en su derecho a la libertad de expresión, pero el miércoles 5 de octubre de 2005, la Suprema Corte de Justicia, en una decisión dividida, votó en contra de la libertad de expresión y a favor del respeto a los símbolos patrios.
El poema, la verdad, no vale la pena transcribirlo, solamente hay que apuntar que el escritor describe a la bandera como si fuese papel higiénico en su uso más común. Hasta el momento no se sabe que exista una mercancía como éste en el gran mercantilismo de los Estados Unidos, aunque no se dudaría por un momento que a algún ocioso joven de los EE.UU. se le ocurriera.
pablo.jair.ortega@gmail.com
01/05/06
Nota 43544