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Columna sin nombre.
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A+ A- Pablo Jair OrtegaPRD: la extraña necedad de ser mártires
Dijo que no va a cambiar su estrategia de campaña, pero ya lo está haciendo. Tiene razón: es mejor mostrarse como uno es a depender de un asesor publicitario que (como es su trabajo) se dedique a crear un trabajo de ilusión.
Sólo que los defectos le están acabando la simpatía electoral.
Andrés Manuel López Obrador ya comienza a dar los vestigios de su cambio de estrategia. Sus consejeros indudablemente le han convencido para que cuide la manera en que se dirige a los medios para evitar más campañas en su contra. De igual manera, si bien justifica su ausencia en los medios de comunicación por llevar una campaña "a ras de suelo" con la gente, al candidato perredista seguramente se le verá más seguido por las estaciones de radio y televisión, lo que le ha hecho mucha falta pese a tener en varias ocasiones las condiciones de los comunicadores a su favor.
No se duda que la encuesta de María de las Heras-Milenio haya ya preocupado por fin a los perredistas, al grado de que aparece en público para responderle preguntas a un periodista en cadena nacional. Fue a Pepe Cárdenas, en su noticiero de las 6 de la tarde.
Ahí confirmó que pese a que hay "privilegiados" en este país (donde sus favoritos son los banqueros y los corruptos traficantes de influencias) evitó tocar a los consorcios de comunicación, porque insinuó que le contraatacarían de inmediato. No vaya a ser que las advertencias "con respeto" como las que le hizo Televisa luego de su parodia en "El Privilegio de Mandar", sean malinterpretadas.
La encuesta de la ahora famosa consultora Demotecnia movió los tapetes de quienes se niegan todavía a aceptar que es necesario quitarse el maquillaje de mártires frente a los reflectores, inmolarse como víctimas de complots y decirse blancos de campañas mediáticas. La estrategia simplemente ya aburrió, y la línea de la izquierda frustrada y reprimida por el poder, solamente está llevando a reforzar la idea de una facción intolerante (si no estás conmigo, estas en mi contra), sin bases ni argumentos ni pruebas para acusar a sus opositores de orquestar una conspiración.
La idea de la izquierda cohibida y agarrotada por el poder del estado, ya está muy gastada. Funcionaba en los tiempos recientes del PRI gobierno, pero no ahora que hay un partido distinto en el poder. Sobretodo cuando el gobierno federal ha permitido abiertamente las críticas periodísticas y la mofa de la figura presidencial, lo que en los tiempos del priato era distinto y permitía a la oposición la perfecta bandera de la censura para enarbolar.
Hoy hasta los periodistas que en su momento se vieron (no que fuesen, aclarando) defensores de López Obrador en su actuación como jefe de gobierno, y hasta como aliados de su causa política, han dado cuenta de que al tabasqueño lo está venciendo la soberbia. No fueron pocos los comunicadores que daban a conocer que detrás del desafuero de López Obrador sí existía un complot orquestado desde el gobierno. No fueron pocos también los que señalaron que el "Cállate, chachalaca" era válido porque el gobierno federal tiene una campaña muy obvia y entrometida en los tiempos electorales.
Pero la defensa periodística era por lo obvio de las claras intenciones de frenar al ex jefe de Gobierno en su avance como puntero de las encuestas electorales, independientemente de la simpatía o no de los comunicadores por López. El problema ha sido que mientras mantuvo una alta fascinación como gobernante de la capital mexicana (apoyado a su vez por estrategias de comunicación como las conferencias mañaneras y la constante balanza a su favor en los medios), el tabasqueño quizá creyó que le continuaría el mismo efecto luego de lanzarse a la búsqueda de la Presidencia.
Se repite, si bien es destacada la intención de López Obrador de acercarse y escuchar a la población casi al oído, el problema ahora es que López Obrador ha evitado presentarse en los medios, por esa insistencia de una campaña mediática en su contra. Cae en el mismo absurdo error de la izquierda elitista como la que representa el subcomandante Marcos: la de escoger a los medios de comunicación a su conveniencia, y utilizar medios alternativos como el Internet (al que muchos todavía no tienen acceso) y los programas pregrabados, como los aburridos infomerciales.
Ese puede ser uno de los errores que más debería reconsiderar López Obrador. Al parecer así lo hizo al menos con la entrevista concedida a Pepe Cárdenas. Es necesario ver al tabasqueño en vivo, no grabado ni en spots. Es necesario que se vea en directo en los medios y espacios que se le abran. Ahí se vería si realmente hay complot.
No obstante, y quitando la paja demagógica tan ingenua de los perredistas para decirse perseguidos por los "privilegiados del modelo económico actual", sí hay que destacar que los errores de López Obrador han sido los favoritos de muchos medios de comunicación, pero el asunto es que el candidato y sus huestes no han sabido como sobrellevar sus defectos ni convivir con ellos, mucho menos solucionarlos. Piensan que la simpatía de López Obrador puede hacer olvidar a la población que el tabasqueño es humano y que puede cometer errores de los que ellos mismos hacen eco, como el caso Chachalacas, que se convirtió en bandera de no sólo uno, sino de varios mítines de Andrés Manuel, hasta que se dio cuenta de su garrafal error.
Pero es hasta ahora entonces que la encuesta de María de las Heras-Milenio alarmó al equipo de
Andrés Manuel López Obrador , quien tuvo que reaparecer nuevamente en los medios de comunicación para contrarrestar los efectos negativos de su campaña. La consultora da como resultados: Felipe Calderón 36%, AMLO, 33% y Roberto Madrazo en 28%, en la preferencia electoral, aunque aclaró que la ventaja del panista se debía a que repuntó entre la votación indecisa y cambiante.
No obstante, el tabasqueño siguió empeñando en mantener que las encuestas son "cuchareadas", no sin antes haber escuchado lo que la consultora decía: no es que haya perdido votos López Obrador, sino que ha ganado más votos indecisos Felipe Calderón.
El asunto es que aunque no lo quieran admitir en la casa de campaña perredista, tienen que necesariamente cambiar la estrategia; el haberse presentado ante Pepe Cárdenas, confirma la necesidad de reforzar la presencia del originario de Macuspana en los medios de comunicación, en los foros que se le abran, luego de que no acudió al debate.
Aunque el mismo tabasqueño dice que no habrá cambios de estrategia, es lógico pensar que si la tendencia en las encuestas es igual aunada a la decisión unánime de López Obrador de no cambiar el rumbo de su proselitismo, solamente lo llevarán a perder la preferencia en los votos de los que gozó durante mucho tiempo. Claro que va a cambiar la estrategia.
Dice que está de moda calumniarle. Que sus errores lo magnifican, a diferencia de sus adversarios políticos. Puede ser cierto, porque López Obrador es un personaje que puede ser caricaturizado fácilmente por su forma de hablar, su acento, su porte, etc., pero era esto precisamente lo que lo tenía como puntero en la carrera hacia la presidencia: su constante mención en los medios. Alejarse de estos, es como alejarse de la gente.
Se repite lo planteado en un artículo anterior: no se cree que con los problemas económicos del PRD lleguen a cubrir con sus giras toda la población, para así continuar con su campaña "a ras de suelo". Una entrevista en la tele le sale hasta gratis.
pablo.jair.ortega@gmail.com
04/05/06
Nota 43624