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Por lo que critican la acción y determinación que tomaron los representantes populares del P
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A+ A- Por Celso R. González
Señalando que son varios los puntos que violentaron los representantes populares del Partido de la Revolución Democrática, en el Congreso de la Unión, donde se posesionaron de la máxima tribuna del país, por lo que dan los siguientes puntos de vista de los panistas.
Que presenciaron un hecho lamentable en la historia. Nunca antes se había impedido que el Presidente de la República usara la tribuna del Congreso de la Unión para leer su informe anual. Los perredistas que impidieron el mensaje del Presidente están recurriendo a la violencia, a la censura. Las ideas y los principios en un la democracia no se defienden callando al Presidente, ni callando a los que disienten. Una vez más, el PRD rechaza el diálogo y calla a quienes no coinciden con ellos.
La actitud adoptada por el PRD es reprobable. No es únicamente al Congreso a quien faltan al respeto. Ofenden al pueblo de México al impedir el libre desarrollo de un acto republicano.
Y no sólo están frente a una agresión al presidente Vicente Fox. Estamos frente a una verdadera ofensa a la investidura presidencial. Es una ofensa a México. Es una conducta indignante.
Ya que el ejemplo que mandan estos provocadores a la Nación es deplorable. El Congreso debe ser el lugar donde se privilegie el diálogo, la negociación, los acuerdos y la política de altura. No debe ser el espacio de la intolerancia y la cerrazón.
Es ahí donde esta la libertad de expresión y de manifestación de las ideas tiene como límite natural el respeto a los derechos de los demás. Al impedir el mensaje del presidente, faltaron el respeto y el derecho de todos los mexicanos a escuchar el mensaje presidencial.
Es reprochable la incongruencia que muestra el PRD al criticar la presencia de las fuerzas del orden para el resguardo del recinto legislativo, argumentando que se trata de la violación de garantías individuales, cuando todos hemos sido víctimas, por más de un mes, de un plantón, bloqueo y campamento desde el zócalo capitalino y a lo largo de la principal avenida de nuestro país. El secuestro de nuestra ciudad violenta las garantías de tránsito, de reunión y, sobre todo, de trabajo. Miles de empleos se arriesgan o de plano se pierden por esa arbitraria actitud.
Más aún. Recordemos que hace un par de semanas estas mismas fuerzas políticas, encabezadas por el PRD, intentaron tomar por asalto al mismo palacio legislativo de San Lázaro como parte de sus protestas postelectorales, mismas que se han conducido al margen de nuestras leyes e instituciones.
El mensaje del Presidente de la República en la instalación de la sexagésima legislatura es un derecho de los ciudadanos. Tomar la tribuna por asalto, violentar el orden legal que rige al Congreso de la Unión, impedir al Presidente de todos los mexicanos la entrega de su Sexto Informe de Gobierno en esa tribuna y no permitirle la lectura de su mensaje a la Nación constituye un acto de violencia e intolerancia.
El PRD está mostrando, una vez más, su rostro intolerante e irrespetuoso. Exigen derechos pero se niegan a cumplir con sus obligaciones. Con su cerrazón y violencia no permitieron que el PAN fijara su posición como ya lo habían hecho todos los demás partidos. No permitieron, tampoco, que el Presidente ocupara la tribuna por tomarla ellos por asalto.
La Nación espera y exige de sus legisladores madurez política, sentido de responsabilidad, voluntad de diálogo y capacidad para llegar a acuerdos en el marco de la ley y las instituciones. Lo ocurrido hoy en San Lázaro es contrario a las formas mínimas de convivencia política y de cortesía parlamentaria. Es reprobable.
Este es un acto de golpismo político inaceptable. Es un acto de violencia política que no sólo busca suprimir a quienes piensan diferente, sino que trata de crear zozobra entre la población. El desorden que buscan producir es contrario a la voluntad de paz y civismo de los mexicanos.
03/09/06
Nota 46808