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Columna sin nombre.
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Pablo Jair OrtegaCALLES TRICOLORES Y BLANQUIAZULES
Pareciera que a los priístas se les olvidó quien inició, fomentó y estableció el culto a la personalidad en este país. En los tiempos cuando todo era para el
Partido Revolucionario Institucional , cuando éste ejercía el poder absoluto, y disponía a discreción de los lugares de México para vanagloriar a sus propios ídolos de carne y hueso.
Se menciona esto por la reciente aprobación que hizo el Cabildo del municipio de Boca del Río para cambiar el nombre a "Bulevar del Mar" por el de "Vicente Fox Quesada", lo que causó la revuelta de los priístas de la zona conurbada y críticas al por mayor por la manera en que el ayuntamiento boqueño panista impuso la nueva denominación.
Que incluso regidores de oposición, sobretodo del PRI, increparon a la mayoría blanquiazul que de acuerdo al artículo 8 del Reglamento para el Otorgamiento de Número Oficial de Predios y Nomenclaturas de vías del Municipio, especifica que para ponerle un nombre de una persona a una calle, debe de ser como reconocimiento u homenaje post mortem, es decir, ya fallecido.
Pero los panistas dijeron "Pos… con la pena", y aprobaron por mayoría que una de las arterias más importantes del municipio se llamará "Vicente Fox". Los tricolores, en su desesperación por minimizar la nueva disposición, pidieron entonces que también le pusieran por lo menos a uno de los retornos el nombre de "Fidel Herrera", en franca contradicción al reglamento con el que buscaban argumentar lo improcedente de bautizar la avenida con el nombre del actual presidente de la república.
¿Qué tiempos aquellos, verdad PRI? Cuando ponías los nombres de tus líderes a las colonias, calles, glorietas, etc. Como la colonia Salinas de Gortari, en Minatitlán; la calle Dante Delgado, en Tamiahua y Boca del Río (bautizadas cuando Dante era priísta), también la colonia del mismo nombre, en Córdoba; la calle Patricio Chirinos, de Acayucan; el parque industrial
Miguel Alemán Velasco , en Veracruz (también tiene una calle en Rafael Delgado); calle
Agustín Acosta Lagunes , la comunidad de Novillero Chico, de Rafael Delgado (el ex gobernador tiene por lo menos dos colonias con su nombre, en Cosoleacaque y Veracruz). La colonia Ernesto Zedillo, en Boca del Río, y varias que se escapan a la memoria, pero que sin duda son cientos de casos.
Ninguno de los anteriores está muerto. Tampoco Miguel de la Madrid, quien tiene hasta su presa, que antes se llamaba Cerro de Oro.
Caso especial es Alto Lucero de Gutiérrez Barrios, población que honró en vida al temido retirado capitán del Ejército y amo de todos los secretos del sistema, agradeciendo el que les haya construido caminos de acceso a la urbe.
Los actos de elevación del ego político han sido promovidos históricamente por los priístas desde su antaño poder. Sólo hay que ver la manera en que hacen sus clásicos mítines, o asistir a las asambleas de la mayoría de los sindicatos que todavía están afiliados al PRI: todo son loas, porras, "matracazos" y petardos para elevar la figura del líder en turno. Eso ha sido la ciega disciplina partidista de las masas ante sus dirigentes. En las redacciones de los periódicos, es común que se describa un acto político como "al más puro estilo priísta".
Ahora resulta curioso cómo con reglamentos en la mano, los tricolores critican la propuesta de los panistas para nombrar a una calle "Vicente Fox", como si el presidente de la república no tuviera los suficientes méritos para por lo menos designar una privadita o un callejón.
Habrá quienes nunca estuvimos de acuerdo con Fox como presidente. Que se critique por su forma tan populachera, sus constantes contradicciones, su entreguismo a Estados Unidos, etc.; de igual manera, hay quienes también le reconocen la estabilidad financiera, su programa de vivienda, el Seguro Popular, la aplicación de nuevas tecnologías en los fastidiosos trámites burocráticos, etc.
Estemos o no de acuerdo, tuvimos a Vicente Fox como el primer presidente de la república surgido de la oposición (ojo, pese al continuismo del modelo económico); es históricamente el hombre que derrotó al PRI en las urnas y con quien comienza la debacle del tricolor en los años posteriores. No podemos negar a Vicente Fox como personaje importante en la efemérides de nuestro país, estemos de acuerdo en su manera de gobernar o no. Fox Quesada es un parteaguas histórico: vergonzante para muchos, orgullo para otros.
Además, ¿por qué solamente se tiene que homenajear a alguien cuando ya está muerto? ¿Qué no puede hacerse mientras está en vida? En serio, ¿no es anacrónico un reglamento ante un homenaje de esa categoría? ¿Hay que esperar para que Fox se muera para por lo menos dale una callecita?
Si en verdad los detractores y simpatizantes de la propuesta se pusieran a analizar quiénes se merecen una calle y quienes no, habría tal vez muchos desconciertos. Hay quienes pese a los defectos, como Fox, se merecen su espacio y tiempo.
Caso distinto es la autoglorificación: el ex alcalde de Xalapa,
Rafael Hernández Villalpando , quien tiene su colonia en la capital veracruzana; o
José Ramón Gutiérrez de Velasco, entonces alcalde panista de Veracruz, quien quiso poner un parque con su nombre: para la posteridad de las ridiculeces de los políticos.
pablo.jair.ortega@gmail.com
03/11/06
Nota 48378