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• Robos, extorsiones, violaciones, vejaciones, los principales peligros de un migrante.
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A+ A- Juan Santos Carrera .
En las vías del ferrocarril se escriben historias de dolor, de esperanza, de olvido y de tragedia; son las miles de historias que a diario protagonizan hombres, mujeres y niños originarios de Centroamérica que buscan llegar a los Estados Unidos de Norteamérica para conseguir un futuro mejor a sus familias.
Son seres humanos que ríen y que lloran, que aman y perseveran igual que todos, orillados a iniciar una aventura sobre la fría estructura de un vagón, porque en su país no hay oportunidades de desarrollo, porque los productos de la canasta básica son muy caros, porque los salarios son bajos y porque el empleo escasea.
A su paso por los 70 días que dura aproximadamente su viaje desde Centroamérica, desde Honduras, El Salvador, Nicaragua, Belice, Guatemala, cruzando México a donde ingresan por la frontera Sur, hasta la Unión Americana, sufren de todo.
Se enfrentan al calor, a la lluvia, a las persecuciones de bandas de delincuentes, al acoso y extorsión de la policía, y hasta de los maquinistas del llamado Gusano de Acero, aquí no se respeta sexo, edad, color o religión, lo que importa, es el dinero.
En algunos puntos, la Iglesia Católica creó los Centros de Apoyo al Migrante, como en Río Blanco, pero los vecinos se oponen, consideran que estos son focos de inseguridad, de insalubridad y las autoridades han obligado a su cierre.
La Colonia Modelo en Río Blanco se ha convertido en un centro de reunión de migrantes indocumentados centroamericanos. Aquí descansan a la orilla de las vías del ferrocarril, comen, se preparan para su viaje, pero también aquí, es donde son enganchados por bandas de traficantes que les ofrecen llevarlos sanos y a salvo hasta la Unión Americana.
Luego de lo ocurrido en el Sur del Estado, las autoridades en Río Blanco han dado instrucciones para respetar los derechos de los migrantes.
Sin embargo esto no se cumple, siguen los atropellos, siguen las violaciones a los derechos humanos y los propios policías, como lo denuncian los centroamericanos, siguen haciendo más difícil el vía crucis de los migrantes indocumentados, que solo tienen un objetivo, alcanzar cruzar la frontera Sur de Estados Unidos, buscar empleo y ayudar a sus familias que han quedado a cientos de kilómetros de distancia.
14/08/08
Nota 64603