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¿Y la independencia?
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A+ A- ¿Y la independencia?
POR: ALFREDO TRESS JIMÉNEZ
Reconocer la grandeza de nuestros héroes, reviste una gran significación, ante la próxima conmemoración del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, hechos históricos que marcaron el rumbo de nuestro país, y como mexicanos no podemos permanecer ajenos a estas celebraciones que requieren que toda la sociedad se involucre.
La celebración en este mes de las fiestas patrias, nos obliga no solamente a recordar pasajes históricos que enaltecen nuestro pasado y fortalecen nuestro presente. Sino también a realizar un análisis objetivo de las circunstancias y los acontecimientos que actualmente suceden en México y que Veracruz no esta ajeno, ya que impactan en la vida cotidiana de todos los ciudadanos y en el destino colectivo de nuestra entidad. No hacerlo, sería caer en un homenaje frío, sin repercusión en el presente y falto de reflexión hacia el futuro.
Recordemos a uno de los grandes mexicanos que trascendieron por su determinación de independizar a nuestro país, el cura
Don Miguel Hidalgo y Costilla, quien comprendía el sufrimiento de los indígenas, de los pobres, de los oprimidos y apreciaba mucho su trabajo y dedicación por superarse, por lo que decidió unirse a un grupo de patriotas que tenían ideas liberales y conspiraban contra el gobierno virreinal burgués al que era necesario derrocar por el bienestar del pueblo. Inclinó su posición crítica ante las grandes contribuciones que recibía la Iglesia de parte de los más humildes y sometido a un alto grado de marginación.
Como referente debemos señalar que en estos momentos, en que arzobispos y obispos amenazan con excomuniones, no está por demás recordar las palabras de
Don Miguel Hidalgo y Costilla quien dijo: "ellos no son católicos, sino por política, su dios es el dinero y las excomuniones sólo tienen por objeto la opresión". Hoy en estos días en que la reacción se cree triunfante, la actualidad del pensamiento de Miguel Hidalgo y Costilla, sigue vigente. El cura Hidalgo concebía a la soberanía del pueblo como principio y origen de la nación mexicana. La revolución popular se expresa en una sola voz, frente a ella sólo se escucha otra voz: la del dominador.
También recordamos los últimos momentos de
Don Miguel Hidalgo , quién fuera tomado preso en las Norias de Acatita de Baján el 21 de Marzo de 1811 y conducido a Chihuahua. Fue enjuiciado, degradado de su carácter sacerdotal y fusilado a las 7 de la mañana del 30 de julio de 1811. Poco después lo decapitaron y enterraron su cuerpo. Su cabeza junto con la de los héroes insurgentes Allende, Aldama y Jiménez, fueron llevadas a Guanajuato, encerradas en jaulas de hierro y colgadas en las esquinas de la Alhóndiga de Granaditas hasta la victoria del movimiento independentista. Y aunque el líder que rompería las cadenas de la esclavitud había muerto, ni la fuerza ni el ímpetu del movimiento de independencia moriría; seguiría latente y activo hasta el año de 1821, año en el que los insurgentes triunfarían y aplastarían el régimen de la desigualdad y la esclavitud, proclamando a la patria mexicana como una nación libre.
Actualmente México nuevamente está fracturado por dos visiones diferentes del rumbo que debe tomar nuestra nación: la de aquellos que solo buscan su propio beneficio a costa del hambre, inseguridad y pobreza del pueblo; y la de quienes buscamos el progreso y bienestar común de todos los mexicanos.
Con estos pasajes, no podemos dejar de reflexionar y de analizar los hechos recientes que han convulsionado la vida de todos los mexicanos y que impactan en el contexto social, económico y político de la nación.
Es realmente preocupante el ambiente de inseguridad que permea de norte a sur y del Pacífico al Golfo, y que se concretiza en secuestros, levantones, asesinatos, descabezados y trastocamientos del orden público; sin que se tomen medidas reales y efectivas, mas allá de las reuniones cumbres del gabinete de seguridad, y la firma de pactos que son letra muerta, y que casi nunca se traducen en hechos concretos nacionales y estatales que aseguren la legalidad y en consecuencia la tranquilidad, la cohesión social y los derechos de todos los mexicanos.
Desgraciadamente como sucede en otros países, el terrorismo ha hecho su entrada en tierras mexicanas, rebasando a todos los cuerpos policíacos, como lo sucedido recientemente en Michoacán. La corrupción en los grupos de seguridad y en las autoridades encargadas de la procuración e impartición de justicia, así como la impunidad de criminales involucrados con servidores públicos gozan de libertad y tranquilidad, aunado a una carencia irresponsable de tareas de inteligencia reconocidas por los propios gobiernos nacional y estatal, son hechos que fortalecen la desconfianza de los mexicanos; la preocupación hoy invade nuestros hogares.
El respaldo a la lucha en contra del terrorismo y la inseguridad lo debemos ofrecer y sostener todos, pero no debemos ser parte de la demagogia y la politización de casos patéticos que han lastimado a la sociedad recientemente.
En estos momentos en México los poderes fácticos encabezados, incongruentemente por las mafias del narcotráfico, se enfrentan decididamente y a plena luz del día a los poderes formales, lo que trae por resultado un agravio a la viabilidad de México como nación, donde debe imperar todo el andamiaje jurídico para enfrentar cualquier problema de esta índole.
También observamos la manera en que nuestro país se sumerge en una crisis económica, que primero es negada y al otro día matizada por los mismos funcionarios con la promesa de un crecimiento económico lejano y ajeno a los millones de pobres que existen en nuestro país y que cada vez son más.
Pero ante esta situación y ante la intención reiterada del Ejecutivo Federal por llevar hasta sus últimas consecuencias su propuesta privatizadora de reforma energética, la cual el Ejecutivo del Estado de Veracruz avala, observamos cómo la opinión de la ciudadanía se pretende minimizar, desdibujar y lo que es peor, ignorar.
También intentan engañar al pueblo en general, tendiendo cortinas de humo para distraer la atención y el análisis objetivo, suplantado por discursos plagados de retórica, proclamando y muchas veces reclamando la unidad que ellos mismos deniegan; por lo que, más que generar la cohesión de todos los mexicanos, tienden a establecer la discrepancia y la opinión diferente como una actitud antipatriótica.
Paradójicamente hoy la agenda política nacional tiene como prioridad, la atención a la inseguridad, la impunidad y la corrupción, y se hace de lado los temas que más nos deben ocupar: educación, salud, empleo, vivienda, y el combate a la pobreza, que son temas que de no combatirse, será difícil por lo menos disminuir.
Esto nos lleva a concluir, que contamos con un gobierno sin la fuerza necesaria para enfrentar a los factores que desestabilizan la vida democrática de nuestro país. Por ello, los que pensamos diferente, debemos seguir luchando por un México sin pobreza, sin desigualdades, sin discriminación, donde no exista la exclusión y donde existan mejores niveles de vida en el marco de un desarrollo integral, que permita asegurar la vida plena de satisfactores para las generaciones presentes y futuras.
No debemos permitir gobiernos que más allá de responder a los intereses del pueblo, resguardan los intereses económicos de unos cuantos y de ellos mismos. Hoy más que nunca debemos replicar y honrar las palabras del cura Hidalgo ¡Viva la Independencia! ¡Viva la América! ¡Mueran los malos Gobiernos!. ¿Usted qué opina? alfredotress04@yahoo.com
26/09/08
Nota 65720