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TRIembla Eriksson: México cae contra Honduras 3-1.
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A+ A- Como a México le gusta sufrir, ya hasta tiene cierto aire masoquista y crispado, no hay manera de enderezarle. Ni con técnicos suecos ni con jugadores que militan en Europa, ni con naturalizados sudamericanos, nada puede contra la tradición de meterse en líos como visitante en las eliminatorias.
Eriksson le añadió un plus en la derrota de 3-1 contra Honduras; verse mal, confusión en el equipo y carencia de conjunto, y personalidad. Una joyita en sí misma.
Algo había de extraño en el cuadro mexicano que inició con cuatro cambios en su alineación titular con respecto al juego que le ganó a Costa Rica el fin de semana. Sólo uno obligado, el de Ricardo Osorio. Demasiada confianza y un lujo excesivo de Sven Göran Eriksson en un grupo que tardó demasiado en entender sus ideas y al parecer continúa en el limbo.
Pero Sven y el Tri intentaron poner una barrera de técnica y juego corto con Pérez, Leandro, Guardado y Pável. Demasiada delicadeza en el medio campo mexicano, que echó de menos el contagioso canibalismo por el balón, siempre necesario en eliminatorias mundialistas, de Gerardo Torrado. Lo mismo pasó adelante con Bravo y Vela, faltó la garra de Vuoso, el correr por cada balón y el buscar por cualquier vía recuperarlo.
Por si fuera poco, de los mexicanos sobre el campo ninguno levantó la mano para enderezar el ánimo y el futbol del Tri.
Hay constantes en el futbol. Una de ellas es el daño permanente que se le hace a México vía velocidad y a balón parado. Justo por ahí intento el equipo catracho y encontró el modo.
El partido tuvo un dejo de lentitud en el inicio, con cierta tensión del local que sólo sumaba un punto en dos partidos en el Hexagonal, pero aún así una viveza de Costly, que bajó la pelota con la mano para dirigirse al primer gol, los hizo olvidar las penas, la tensión y les dio la oportunidad de manejar el juego.
Porque México cuando llegó lo hizo a trompicones, como si recorriera trincheras profundas y saliera de pie, pero volviera a caer en una segunda aún más profunda y sin salida. Sólo fue peligroso vía tiros libres; uno de Pérez, que el arquero Valladares desvío a tiro de esquina, con otro de Leandro y uno más de Pável.
No había manera de enderezar la nave. A tal nivel estaba aquello que cuando moría el primer tiempo, Carlos Pavón, añejo conocido del futbol mexicano puso un bello gol para el 2-0.
El segundo tiempo era oportunidad de corregir que desperdiciaron jugadores y cuerpo técnico. El equipo siguió carente de personalidad y desde la banca llegaron los cambios, Vuoso y Castillo no resolvieron nada. Lo que fue ganando México fue cedido por los hondureños. Un poco de personalidad le dio el ingreso de Nery Castillo, pero resultó tardía, insuficiente y aislada. No había ya mucho que hacer.
De nuevo la velocidad y la viveza de Costly le hicieron daño a México a los 78´, en un contragolpe. El gol de Castillo, de penal, pareció un exceso del Tri en el marcador. Todavía Salcido se hizo expulsar y se perderá el siguiente duelo eliminatorio.
A saber quién contagió a quién en las malas decisiones sobre la cancha y en la tibieza mostrada en cada jugada, si el conjunto mexicano a Eriksson o viceversa.
02/04/09
Nota 70346