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Pasillos del Poder.
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A+ A- • Autoridad sin policía, no es autoridad…
Por:
César Augusto Vázquez Chagoya .
Cuando el secretario de Seguridad Pública federal,
Genaro García Luna , propuso que las policías municipales sean absorbidas por las estatales, planteaba en un principio violar el artículo 115 constitucional, que le da la atribución a los ayuntamientos de manejar su policía. El ánimo del funcionario federal es buscar centralizar esfuerzos para combatir el crimen organizado, pero autoridad sin policía no es autoridad.
En términos prácticos, por lo menos en Veracruz, las policías municipales siempre están coordinadas con la estatal y por eso obedece que existan delegados de Seguridad Pública, porque esta dependencia tiene elementos más equipados y pueden concentrarlos en horas en un punto específico de conflictos.
La policía veracruzana ha tenido varias evoluciones. Hace 60 años casi no había carreteras y existía una gran dispersión de la población en todo lo largo de la entidad. Los grandes problemas de seguridad radicaban en las gavillas que asolaban los poblados, donde no sólo saqueaban, sino que violaban y mataban. El abigeato --robo de ganado-- era muy recurrente. Los gobernadores en turno, para apoyar la seguridad, daban poderes extraordinarios a personajes generalmente dedicados a la ganadería.
Así surgen personajes como los Flores Lomán,los Medellín, los Barrenechea, los Herrera, los Jiménez, Los Thomas, los Lagunes, los Izquierdo, los Lara, los Arroniz, los Gargallo, los Hernández, los González, los López Arias, etc. Eran regiones bien delimitadas y de respeto, y éstos sólo obedecían al gobernador.
Cuando en la región del Tezonapa, las gavillas de "Tomasín" y "La Picuda" se convirtieron en verdaderos dolores de cabeza, el gobierno no sólo se apoyo en las policías, sino en los pistoleros de los Hernández, los Gargallo, los Morales, Los Lara, los Lozano, etc., para acabarlos.
La justicia se aplicaba por teléfono o por telegramas. Creció tanto el robo de ganado y de gavillas, que nacieron los grupos móviles a caballo. Existían tres delegados con toda la confianza del gobernador en el norte, centro y sur: muchos maleantes se quedaron en los caminos, porque ya no tenia caso llevarlos a la autoridad. Así que los hombres fuertes apoyaban a la autoridad municipal y éstos obedecían las instrucciones del gobernador, por lo que se convertían en caciques.
Aunque estaba en contra de la constitución, la Dirección de Seguridad Pública tenía sus agentes de investigación llamados "servicios especiales".
Antes Seguridad Pública estaba en los bajos del Palacio de gobierno, así como el reclusorio, además de la Policía Judicial. Los caminos cambiaron todo.
Se puede decir que el tiempo fue el principal enemigo de estos hombres fuertes. Unos se murieron o se enfrentaban entre ellos, que dio pie a que la Policía Estatal y el gobernador tuvieran más injerencia en todos los problemas de seguridad del estado.
Todavía se puede decir que los hombres fuertes llegan ya disminuidos hasta el sexenio de
Agustín Acosta Lagunes , pero matan a Felipe "El Indio" Lagunes Castillo, del puerto de Veracruz. En el cuatrienio de Dante, se matan los Morales con los Gargallo. Quedó como aspirante a cacique
Cirilo Vázquez Lagunes , pero lo mataron en el 2006. Todavía podíamos ver hace unos meses un cacique viviente en Playa Vicente en la persona de Manuel Benítez, pero un comando lo secuestró yendo a su rancho y todavía no aparece. Ya se fue todo una época.
Claro que desde Acosta Lagunes la Policías Municipales se fueron modernizando.
Con Gutiérrez Barrios y Dante Delgado se les dotó de más armamento y patrullas. En el sexenio de Patricio Chirinos aparecen las Policías Intermunicipales en Veracruz, Poza Rica y Xalapa. Con Alemán como nunca se capacitó a la policía, se aumentaron sueldos a los municipales y a los estatales se les dotó de casi todo: armamento y hasta cocina para los operativos largos.
A las Policías Municipales se les ha invertido mucho y más cuando se crea el Consejo Nacional de Seguridad. La propuesta de
Genaro García Luna es un retroceso a todo lo que se ha hecho en tantos años, porque en esencia se les quita a los alcaldes el poder de manejar sus policías, que es la esencia del poder. Entonces el problema de las policías municipales no es de seguridad, sino político, porque prácticamente los presidentes municipales se convierten en títeres de los gobernadores, de la federación y del Ejército.
Lo que se debería hacer es que se fortalezca a las policías municipales y su director sea electo por la población con un consejo ciudadano de vigilancia. La fortaleza de la Policía Municipal no es incorporarla al estado, porque con que esté coludido el más alto mando con los narcotraficantes, pues todos se van a mover al mismo ritmo; pero si son 212 unidades autónomas, van a recelar entre ellos y cada policía puede ser mejor o peor que otras, pero se notará la diferencia.
Lamentablemente para el país que a los ediles no se les capacita para manejar a las policías y para hacer proyectos productivos. Sólo son administradores del dinero, pero alejados de lo esencial que es comer y justicia.
cesar@vazquezchagoya.com
vazquezchagoya@prodigy.net.mx
09/10/09
Nota 75052