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Todas las corruptelas, bajeza, arbitrariedades y la perversidad de Juan Hernández Pérez sale
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A+ A- Orizaba, Ver.- Todas las corruptelas, bajeza, arbitrariedades y la perversidad de
Juan Hernández Pérez , secretario general de la Federación Auténtica de Trabajadores del Estado de Veracruz (FATEV), salieron a relucir ayer durante una asamblea que presidió el dirigente nacional de esta organización, ante quién 120 empleados y empleadas del centro comercial GIGANTE, expusieron la ignominia de que han sido objeto en manos de este despreciable personaje.
En una acalorada sesión celebrada en el recinto sindical de la FATEV, la base trabajadora de GIGANTE manifestó a su líder nacional,
Ricardo Espinosa López , la forma en que acostumbra a tratarlos Juan Hernández, acusado de golpes, lesiones e intento de violación contra la empleada
Aidé Islas Romero ; hechos ocurrido el domingo 25 de los corrientes.
Ahí, las empleadas y empleados de GIGANTE denunciaron a su corrupto líder de infinidad de vejaciones, amenazas, de explotación y de acoso sexual, entre otros cargos.
La reunión inició a las 14 horas en el sindicato (FATEV) ubicado en la avenida oriente 10 número 73 que estuvo rodeado de "chavos banda" contratados por Hernández Pérez y que en vano trataron intimidar a los empleados para que se abstuvieran de declarar contra su "mecenas".
Solo un incondicional que acudió ebrio a la asamblea intento fallidamente defender a su líder. Sin embargo, este fue acallado por la mayoría que aprovechó el momento para desahogar el resentimiento que siente hacia ese sujeto que "en estado de ebriedad se convierte en perverso y en un "enfermo sexual".
Uno tras otro los empleados y empleadas de GIGANTE narraron los hechos ocurridos el domingo a la altura de puente Pescados, cerca de Huatusco, en que Juan Hernández trato de ultrajar a la señora Aidé Islas, madre de un niño, cuando regresaban de un congreso celebrado en Jalapa y en donde irónicamente el perverso líder recibió un reconocimiento.
Le tocó el turno a Aidé Islas, quién con lagrimas en los ojos relató los momentos de angustia que paso en manos de ese individuo, que después de golpearla a bordo del autobús en que viajaban cuando se opuso a sus caricias, la insultó, amenazó y persiguió por la carretera tratando de consumar su atentado.
Fue un espectáculo denigrante el que protagonizó Juan Hernández en completo estado de ebriedad. Hombres y mujeres daban muestras de la vergüenza que sentían al relatar los bochornosos sucesos.
El líder de los empleados de centros comerciales de la región, bebió, como es su costumbre, hasta perderse para después tratar de violentar a la empleada, lo cual no logro gracias a que por su ebriedad se caía constantemente al perseguirla por la carretera.
Algunos empleados que reaccionaron tardíamente trataron de detenerlo, pero solo recibían insultos, amenazas y manoteos del alcohólico dirigente que traía los pantalones debajo de la cintura como preparándose para forzar a la inocente empleada a que tuvieran relaciones.
Cuando Juan Hernández intervino para defenderse de las acusaciones, luego de aceptar su vicio por el alcohol y quizás algo mas , cobardemente decía que sostiene relaciones amorosas con Aidé, lo cual fue desmentido por su compañeros y compañeras que conocen de su honorabilidad e integridad como trabajadora, esposa y madre de familia.
Otras de las corruptelas que le echaron en cara a Hernández Pérez ,es el vender plazas a quienes aspiran a ingresar a algún centro comercial en 2. 3 y hasta 5 mil pesos.
Los chavos banda se apostaron en las puertas de entrada al sindicato. Con caras de pocos amigos, tatuados de los brazos y con paliacates amarrados en la cabeza, estos sujetos trataban de amedrentar a los acusadores de su benefactor.
Toda la asamblea fue de acusaciones directas contra Juan Hernández. Sin embargo, su líder nacional, Ricardo Espinosa, logró su objetivo, protegerlo y únicamente fue destituido como dirigente de los empleados de GIGANTE que ahí mismo nombraron a su nuevo representante sindical,
Carlos Alberto Rivera .
Sin embargo, las empleadas de los demás centros comerciales que seguirán bajo la representación de este vende plazas líder, corren el mismo riesgo de la señora Aidé Islas y de muchas otras más que por temor a perder su empleo no denuncian la bajeza de este individuo.
Es prudente mencionar que no es la primera ocasión en que
Juan Hernández Pérez , en completo estado de embriaguez incurra en intentos y abusos sexuales contra las humildes mujeres, que para ganarse la vida honradamente buscan ingresar a un centro comercial y se encuentran con ese energúmeno inmoral.
31/05/03
Nota 9934